domingo, 4 de julio de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 124 Y ÚLTIMO.

Este cuaderno de bitácora nació en enero de 2009 con el único afán de acompañarme en las tempestuosas aguas de la creación del espectáculo Don Juan. Memoria amarga de mí.

Más tarde, cuando el estreno, pensé que describir en él cada sensación que tuviera en las funciones sería rico e interesante.

Ahora, después de 124 entradas y 60 representaciones, DJ es mayor de edad. En este Diario de un Náufrago, en sus páginas, hay plasmados algunos de los momentos más emocionantes de la vida de un tipo vulgar de 42 años que, un día, aún no se sabe por qué, decidió hacer de la actuación su modo de vida.

He aprendido mucho creando este espectáculo. Y sobre todo, he aprendido mucho de las personas que antes o después me han acompañado en este viaje. Todos y todas, y esta vez no voy a poner la lista porque ésta va mucho más allá de la ficha técnica y artística, me han dejado algo, a veces más, a veces menos, pero siempre muy importante, que ha formado en mí un poso de experiencias que me han hecho crecer como profesional y como persona.

Desde aquí: GRACIAS A TODOS.

Hoy, sin previa preparación, y con la seguridad que este espectáculo nos deparará aún muchas sorpresas agradables, se cierra este Diario de un Náufrago.

No hay un motivo específico ni una razón determinante, sólo el hecho de que Don Juan. Memoria amarga de mí se nos ha hecho grande y ya camina solo. Sólo la sensación de que el Náufrago ha sido rescatado y que inmediatamente buscará otra aventura para naufragar de nuevo. Ese día nacerá un nuevo viaje. Una nueva aventura con miles de nuevas cosas que contar, y millones de experiencias que vivir.

Don Juan, gracias.

Hamlet, nos veremos.

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 123

Sexagésima actuación.

La de ayer, en cambio, a teatro lleno y con mucha más expectativa creada, era la función que demostraría si 60 funciones son suficientes para andar con seguridad o si aún debería madurar unas cuantas más...

Y salió perfecta. Fue un gustazo sumergirse como hacía tiempo que no lo hacía en el espectáculo, en la historia. Creo que ya lo he explicado alguna vez pero, en ocasiones, te domina una sensación de que todo marcha, que todo está en su sitio, de que nada puede escaparse a tu control, de que el público está entregado escuchando hasta la última de tus respiraciones, boquiabierto y dejándose llevar por la magia del teatro.
Ayer fue uno de esos días. Me sentí tan a gusto que hasta la Muerte, tan seria y trascendente en algunas ocasiones, sin embargo ayer se arrancó a tararear algunos compases de una pieza de ultratumba, sin duda entusiasmada por el encuentro con Don Juan: juntos para siempre...

Al final, en el día de nuestra 60 actuación, el segundo día de nuestra celebración de la mayoría de edad de Don Juan. Memoria amarga de mí, el público que llenaba la sala, la preciosa sala del Teatro Municipal de Almagro, puesto en pie sin excepción, gritando bravos! entusiasmado, nos dijo, de la mejor manera posible, que Don Juan se ha hecho mayor. Que todas y todos los que lo crearon estaban en lo cierto cuando hicieron lo que hicieron. Que vale la pena. Y con sus aplausos, un viento perenne nos acompañará a dondequiera que vayamos, inflando nuestras velas para navegar sin problemas por el inmenso mar de los teatros del mundo.

Larga vida al Don Juan!!

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 122

Quincuagésimo novena actuación.

Almagro. La meca del teatro clásico en este país. Un lugar del que toda mi vida oí hablar y donde no había tenido la oportunidad de actuar. Un sueño por realizar, que lo ha dejado de ser.
Almagro es para el Don Juan la mayoría de edad. Aquí el espectáculo ha llegado ya adulto. Y se enfrentaba a una gran prueba: el Teatro Municipal de Almagro en el primer día de festival. Rueda de prensa compartida con monstruos de la escena y de la dramaturgia como Sanchis Sinisterra, La Fura o el chileno Héctor Noguera, del que dicen que es el mejor actor de Chile. Y allí estaba Pelmànec, pensando qué garaje tan bonito para un pulpo como yo... Deseando que la cosa acabara rápido, pero temiendo a la vez, pasar inadvertido como un florero al final de la mesa...
No fue así afortunadamente. Y al final tuve ocasión de decir mi opinión y presentar el espectáculo como todos... ante la atenta mirada de todos. Y... qué decir cuando ya ha hablado el Sr. Sanchis....

Luego pase de prensa para los medios... jorl!! qué profesional!!

Y al fin, a la noche, la actuación... No fue una gran actuación, es cierto... Creo que se salvaron los muebles... Estuvo... correcta. Y bueno, a veces hay que conformarse con la simple corrección, porque esto del teatro es subjetivo, y la experiencia me dice que cuando tú sientes una función como correcta, es raro que alguien se vaya defraudado y muy posible, en cambio, que más de uno salga entusiasmado.

Muchas emociones el día de la mayoría de edad. Tendremos otra oportunidad para darlo todo...

jueves, 24 de junio de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 121

De vuelta a casa.

A esta hora que no es de nadie; en este punto del océano que no tiene dueño; cuando mirar por la ventanilla y ver lo inmenso de lo desconocido me sobrecoge y me equidista entre la admiración y el miedo; cuando a mi alrededor toda esta gente pelea con un sueño que se resiste; cuando pensar se convierte en una condena, enciendo el ordenador para intentar perderme entre unas líneas que me lleven a alguna parte.
Aubry me acompaña y me provoca con su Sirtaki a Helsinki. Cada vez que, en medio de la nada el avión tiembla, me siento indefenso y muy solo. Me da miedo volar. Y sólo me salva de ese miedo el estúpido cálculo de posibilidades que dice que entre tantos miles de aviones que ahora están en el aire, es difícil que a este le pase algo…


Ayer, en una entrevista, la periodista me preguntaba cuál era mi relación con mis muñecos… Algunos se obstinan en pensar que los titiriteros somos todos unos Gepettos que nos pasamos el día hablando con nuestros títeres, mimándolos y creyéndonos que tienen vida propia… vamos, unos tarados que necesitamos crear la ficción para sobrellevar nuestra soledad… yo estoy tarado, es cierto, pero no necesito hablar con los objetos ni con los muñecos que me rodean… ya lo hago con mi imaginación, con mis amigos invisibles, con mis interlocutores ficticios, con gente que me interpela y a los que tengo algo que decirles… A veces en la ducha, a veces en el baño... incluso a veces caminando tranquilamente por la calle, lo cual despierta cierto recelo entre los transeúntes que me cruzo...
Así que le dije que fuera del escenario mis muñecos no son más que pedazos de espuma cortados con mucha gracia y vestidos con buen gusto… herramientas de trabajo que cuido con esmero como el carnicero cuida sus cuchillos o el hortelano sus hazadas o el ejecutivo su PC… Pero que dentro del escenario, por ellos yo… ma -to, como decía aquélla, y que esperaba que ellos hicieran lo mismo por mí.

martes, 22 de junio de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 120

Quincuagésimo octava actuación.

En la función de ayer decidí masticar más las palabras haciendo un esfuerzo extra de vocalización con el fin de que la gente comprendiera mejor... Pero claro, eso ralentizaba el ritmo del espectáculo y poco a ponco me fui hundiendo en la miseria engullido por un ritmo cada vez más lento y una energía más baja... Eso era un gran riesgo, porque justamente es al final del espectáculo donde está la escena más complicada: la de la campana y el parlamento de padre Luis... Así que decidí echar los restos para defenderla con uñas y dientes, a pesar del dolor de hombro (cuatro funciones en 5 días es bastante duro...). Hice un trabajo extra de introspección, buscando sentimientos y motivación debajo de las piedras de mi conciencia para motivarme... y salió muy bien. Las escenas finales remontaron el espectáculo y el regusto último fue bastante bueno...
Remarcar la escena de las mujeres... Lo que se puede hacer con un proyector bueno en el lugar correcto... Muy mágica...
Después a desmontar todo y a empaquetar para el viaje de vuelta... Se acabó la aventura brasileña que vamos a rematar hoy dando un paseo por la isla para conocer mejor sus rincones escondidos...
Saudade Brasil... hasta pronto.

lunes, 21 de junio de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 119

Quincuagésimo séptima actuación.

Florianópolis es la capital del sureño estado brasileño de Santa Catarina. Está situada en una isla unida al continente por un puente. Está rodeada de cuarentaitantas playas a cual más bonita y tiene en su interior una extensión de dunas de arena blanca...
Aquí hemos realizado dos actuaciones en el marco del festival de teatro de animación. La primera sirvió para inaugurar el evento, en un auditorio para más de mil personas que estaba a mitad de su capacidad. Ya se sabe, largos parlamentos antes de empezar, videos promocionales del festival... etc. La función fue bien, pero advertí que aquí, no sé si por el espacio o por el tipo de público o por qué razón, la respuesta de la gente no era tan evidente e inmediata como en Londrina. Luego, algunas personas me dijeron que tenían problemas para entender el texto... Comprensible.

sábado, 19 de junio de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 118

Quincuagésimo sexta actuación.

Ayer volvimos a actuar a sala llena. Hay veces en que las energías se vuelven caprichosas y hacen que una función descurra de un modo u otro sin poderse predecir. En la primera escena pensé que iba a tener una representación difícil. Nuestra amiga tosedora parece que decidió seguirnos hasta Brasil para adornar con sus espasmódicos ruidos la escena de la confesión. Juro que intentaba dejar espacios para que sus toses no coincidieran con mis frases, de manera que el público pudiera seguir el diálogo sin perderse nada. Pero la bendita tísica se empeñó una y otra vez en intentar escupir sus pulmones cada vez que yo hacía intención de hablar. Estaba en la iglesia… y tenía ganas de soltar la blasfemia más grande que jamás se haya oído en un escenario mientras le hacía beber una botella de ácido clorhídrico a la buena dama, a ver si así se le pasaba el puto picorcillo… Pero mira por dónde que una vez que escupió sus bronquios, la señora no volvió a dar señales de vida… A partir de ahí, el público decidió que el espectáculo tenía que ser una comedia, riendo a cada giro que conllevara algo semejante al humor… Si ayer hubiera tenido que representar una obra cómica, es posible que más de uno hubiera muerto ahogado por sus risas. Qué deseos de reir, por Dios… Y eso fue buenísimo para el espectáculo porque hizo que la gente se familiarizara con los personajes y las situaciones en seguida… Poco a poco el drama fue ganando terreno, pero no se convirtió en eso tan tenso en que a veces se convierte el espectáculo, porque en cualquier momento la gente encontraba motivos para reir de nuevo…

Y qué calor!!! Hacía tiempo que no sudaba tanto el hábito…

Hoy nueve horas y tres aviones para hacer un trayecto equivalente a Bcn-Madrid… Cosas de los billetes baratos.


viernes, 18 de junio de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 111

Quincuagésimo quinta actuación.

Por fin llegó el día de actuación! Estaba ya harto de no hacer nada en esta ciudad... comer dormir...
Ayer recordé cosas. Xavi y yo hicimos esa depuración que tan bien nos viene una vez al año en la que descubrimos verdaderamente lo esencial para actuar. Aquí en Brasil (y teniendo en cuenta que este es uno de los festivales más importantes del país), los medios son otros, el ritmo es otro... y la implicación es otra. De ese modo debes amoldarte a las circunstancias y ser tú el que se adapte. Nada es sencillo aquí. Pedir un foco más, o un lugar para colgar algo, o cualquier cosa sencilla que puedas necesitar, no es tarea fácil. Eso sí: su precariedad en cuanto a medios es substituída por una voluntad de ayudar y unas ganas de hacer bien las cosas encomiable. En Europa, por regla general, contamos con todos los medios; aquí cuentan con toda la entrega y el esfuerzo.

El espectáculo crece en Brasil. Crece porque aflora la esencia; crece porque el texto pierde fuerza pero el gesto gana presencia; crece porque la escucha es diferente... Y crece por que la entrega del público (sala llena a rebosar) es mayúscula. Así, el público se mete hasta las trancas, y eso se nota en las risas en algunos momentos en los que normalmente no ríe el público hispano, que disfruta escuchando el texto y lo comprende en toda su dimensión.

Recordamos también la manera tan curiosa de aplaudir que tiene el público brasileño. En cuanto acaba la función, toda la audiencia se pone en pie entusiasmada aplaudiendo con fervor y lanzando vítores ante lo que parece un triunfo absoluto, pero curiosamente, a la que uno se gira para salir de escena después del primer saludo, todos dejan de aplaudir de golpe y empiezan a desfilar hacia la calle... Eso es algo muy particular de aquí, en ningún otro país sucede. Uno puede normalmente calcular según la intensidad de los aplausos cuántas veces va a salir a saludar, pero aquí, si realmente quieres disfrutar de unos largos aplausos y honrar a todos los colaboradores (técnico, escenógrafo, iluminador...), más vale que lo hagas la primera vez que sales a saludar porque luego ya no podrás.

Ayer tuvimos en primera fila a toda la compañía de Marta Carrasco que venían a actuar aquí también con su Dias Irae, y ellos, al modo europeo, se quedaron aplaudiendo y gritando después del primer saludo, por lo que tuve que salir a saludar una segunda vez, algo inusitado aquí, ante la atónita mirada del público que ya desfilaba... Nada como los colegas en primera fila.

Fue una suerte encontrarlos y salir a cenar con ellos luego, y una pena no poderles devolver hoy la visita porque estaremos desmontando...

miércoles, 16 de junio de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 110

La noche está silenciosa a estas horas de la madrugada. Son las 5. El sueño se acabó hace un rato y empieza mi reinado en el pais de la soledad. Falta mucho aún para que pongan las calles y empiecen a pasar los primeros coches. Falta mucho para que la cortina de mi ventana se ilumine con los rayos del primer sol austral.
Podría estar en cualquier lugar en estos momentos. Podría perderme entre las páginas del Tartufo que descansa en mi mesita de noche, o buscar la compañía de cualquier periódico por internet. Podría hundirme en el océano de mi próximo espectáculo (cosa que de momento no debo hacer), o podría entristecerme pensando en qué estará haciendo mi familia y los besos que de ellos me estoy perdiendo. Podría escribir algo insulso o bailar al son de Zenet arrancado por bulerías tamizadas por mi amigo Spotify.
No, hoy elijo riesgo. Hoy quiero irme de esta anónima ciudad, de esta extraña habitación de hotel y pasar un rato lejos.
Recuerdo la última vez que tuve esta sensación de soledad, de desarraigo, de pulpo en un garaje... Y me pongo a buscar. Internet es un gran invento, una vía de escape para momentos como éste que te puede transportar a cualquier rincón sin pagar billetes ni peajes; sin pedir permiso y sin que nadie te vea.
Un par de clicks y ya estoy... Poco a poco me alejo de aquí, me alejo de mí y me pierdo en el Mapa de los sonidos de Tokio, de Coixet. No quiero pensar en nada, no pienso juzgar ni valorar nada. Es más, me importa un bledo si la película va a ser buena o me va a aburrir como las anteriores. A cada cosa hay que pedirle lo que se merece. Ahora quiero volar de aquí, oler otros aromas y oir otros sonidos... Y para eso Isabel Coixet es la mejor. Ella me transporta a ese Tokio mágico y extraño; esa ciudad tranquila pero arrebatadoramente estresante a la vez que tuve la suerte de conocer. Ese lugar en que nadie te mira y todo el mundo te respeta. Ese mundo tan original e inimitable que nunca podré olvidar.
Esta mañana he estado en Tokio. Esta mañana he amanecido en Japón. Por esta vez, gracias Isabel.

lunes, 14 de junio de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 109

Brasil. Día de partido Brasil- Korea. Las calles de Londrina están repletas de gente con los colores de la selección brasileña y no paran de sonar los claxons y las tan de moda vuvuzelas. Una tortura. Pero a la vez una sensación de que el mundo se para, los problemas desaparecen durante un rato y los odios se diluyen. Un oasis en el tiempo.
Yo he pensado algunas cosas. La primera es que nuestra concepción occidental del fútbol es muy diferente...

El mundial es un puro entretenimiento que no lleva a ningún lado y que mueve una pasta que te cagas... Unos cuantos señoritos que no representan más que sus cuentas corrientes que salen a exibirse como en una feria de ganado para venderse lo más posible. El futbol es insolidario, desigual, injusto, sucio y aburrido normalmente. En algunos lugares se aprovechan precisamente de los nacionalismos y de las identidades nacionales para ser más y más grandes, unificándolo todo, arrasando cualquier otro color o matiz, y hundiendo en la miseria cualquier equipo que no vista los colores de "un grande", poniendo a la gente en la disyuntiva de ser de uno o de otro, y por tanto contra uno o contra otro, sencillamente por las ideas polítiticas que representan. El futbol de barrio desaparece. Sentir unos colores se ha convertido en una quimera que en ocasiones los niños tienden a esconder si no son los de los "grandes" por no ser los raros, los diferentes, los que van a la contra. "Tu eres de ese equipo..? Pero si no gana nunca..!" Incomprensible que no sean de uno de los grandes, porque cada vez más son los únicos que ganan.
En ese sentido, en el estado español, el Mundial rompe esquemas por cuanto jovenes (señoritos adidenaros hasta el tuétano, sí, una élite de escogidos que repito no representan más que los 600.000 por barba que se llevarán si acaban ganando...) de distintas comunidades, nacionalidades, regiones según sea tu visión de ese tema, se unen con un objetivo común.
Si además resulta que por primera vez en la historia, resulta que lo hacen bien y te entretienen, pues es digno de ver.

sábado, 5 de junio de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 108

Quincuagésimo cuarta actuación.

No hay excusa posible. Ayer estuve mal. Fuera de juego, los acontecimientos sucedían y yo iba tarde. No era capaz de coger el ritmo y no hubo química en la relación con los muñecos.
Falta de concentración? Cansancio? No alcanzo a comprender qué es lo que pasó.
Siempre en el filo de la navaja... Esta profesión no tiene ninguna lógica. Un día estás centrado, alerta, despierto, ágil, comunicativo, dominante... y otro día estás perdido, lento, dubitativo, falso...
Pasen señores a jugar a la ruleta de la fortuna! Qué actuación le tocará hoy??
En fin, pasemos página.

Una mención muy especial para el Teatro Ideal de Calahorra, reformado con mucho acierto hace unos cuatro años y converido en un precioso y muy práctico teatro. Con unas dimensiones y un equipamiento técnico fantástico, en el que ha sido todo un placer trabajar. Y con un equipo de técnicos eficiente, profesional y muy ameno. Felicidades y gracias!!

sábado, 22 de mayo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 107

Quincuagésimo tercera actuación.

Un actor se desplaza por el escenario en la piel de su personaje y lo primero que percibe, la primera sensación que su cuerpo detecta no es la luz, ni la escenografía, ni el público, no. La primera sensación que percibe es el suelo. La vida del personaje depende en gran medida de sus pies. Y por tanto, la elección del calzado adecuado es vital para acercarnos a ese personaje.
Es difícil imaginar a un policia descalzo o a una grácil hada con botas de militar. No digo que sea imposible, en el teatro nada lo es pero, sin duda, aquello que nos une al suelo que pisamos es altamente condicionante para expresar con nuestro cuerpo, con nuestro movimiento, con nuestra presencia aquello que queremos transmitir.
Desde la primera función me perseguía la duda de qué calzado debía usar Jacobo, un fraile de un convento rural del siglo XVII. Puestos a pensar en qué podía llevar en los pies, y después de documentarme espiando a los monjes benedictinos de la maravillosa película El nombre de la rosa de Annaud, según el libro de Umberto Eco, llegué a la conclusión de que unas espardenyes catalanas con suela de esparto eran lo más aconsejable.
Pero ya en la primera previa alguien me comentó que dichas espardenyes son un calzado eminentemente campesino que finalmente se han convertido en un icono del folclorismo sardanero, y que no pegaban con la imagen que quería dar de la vida conventual. Cierto que también hubo quien disintió y dijo que estaba de acuerdo con la elección.
La verdad es que las espardenyes me proporcionaban las sensaciones que yo necesitaba. Con sus suelas de cuerda tejida, son un calzado silencioso, bien sujeto y que además, dentro de su ligereza, visten al pie de un modo que impide su visión. La cuerda de las suelas era perfecta también por su relación directa con el material de la escenografía: el esparto de las cuerdas que cuelgan. Me sentía a gusto con ellas y me daban el punto de inestabilidad que Jacobo necesitaba, porque el personaje es inestable.
Hace algunas funciones, en Arenys, varias personas se alarmaron un poco por el tema de marras, y me recordaron que los monjes del monasterio de la vila nunca habían calzado espardenyes sino las sandalias de toda la vida.
Así que, aprovechando nuestros bolos en Sevilla, me dediqué a buscar esas sandalias que me liberaran de las críticas y bañaran al espectáculo con una dosis más de realismo y rigor histórico-estético.
Encontré unas sandalias perfectas, que dan la imagen de pobreza y cierta precariedad que la obra necesita: paradójicamente son unas Panamá Jack de 80 €!!!! Pero como en el teatro nada es lo que parece, con la distancia y un poco de roña añadida, susodichas chanclas parecen creadas para el propio San Pedro hace 2000 años.
Pero, mira por dónde, y al hilo de lo que decía al principio, el calzado en el teatro no es una cuestión puramente estética, sino que tiene un componente más importe si cabe que es el de las sensaciones que otorga al actor y su comunicación con el suelo que pisa.
Lo primero que sentí al usarlas en la función de Barañáin es que los dedos de los pies se muestran al público, y eso me producía una cierta impresión de desnudez, nueva para mí con Jacobo.
Y por otro lado, y como no podía ser de otra manera, las glamurosas Panamá Jack venidas a menos en los pies de un humilde fraile, me proporcionan un agarre que para sí lo quisieran los fórmula 1. Y, por tanto, esa sensación de precariedad desaparece. Pisar con esa seguridad le da base a Jacobo y no estoy seguro de que eso sea bueno. De todos modos el handicap más importante es el momento de la caída con Don Juan en brazos. Una caída producida por un resbalón en pleno subidón de energía que siente el joven fraile al notar los primeros efluvios del mundo libre, mientras le glosa apasionadamente al viejo las maravillas del cuerpo humano. Pues bien, ese resbalón que con las espardenyes era natural y fácil, con las flamantes sandalias se convierte en un ejercicio de pantomima que hasta ahora se me ocurre lejos de mis habilidades. Así que llevo dos funciones cayéndome con el culo (nunca mejor dicho), creando una escena que más se asemeja al cuerpo a tierra de un guerrillero americano que al casual patinazo de un torpe fraile de la orden de San Benito.
Y esos detalles rompen con la simbiosis entre el personaje y yo, amén de hacerme sentir ridículo.
La solución pasa por recuperar mis espardenyes originales que me dan la inseguridad que preciso o ensayar cómo coño fingir un resbalón con ese prodigio del agarre pédico que son las Panamá Jack.
Difícil decisión.

lunes, 17 de mayo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 106

Quincuagésimo segunda actuación.

El mundo de la interpretación tiene unas cosas...
Nunca he dado mucho crédito a las teorías que sostienen que el actor se abandona a su personaje buscando en su interior esos sentimientos que acerquen a ambos hasta fundirlos en uno, consiguiendo de este modo que las escenas sean absolutamente reales a los ojos del espectador.
Siempre he creído que el actor está despierto y que el personaje es una máscara que lo recubre y que con la técnica, el intérprete consigue dar toda la credibilidad a la interpretación sin necesidad de buscar en la memoria emotiva y todos esos rollos...
Pero lo cierto es que desde hace algunas funciones y no se por qué, me pasan las escenas una tras otra y cada vez me cuesta más reconocerme... Cada vez noto como si me durmiera mientras los personajes brotan de mí. Suena a tópico cursi, pero hay veces que las situaciones me superan y, bien sea la fuerza de la ilusión, la fuerza del odio o la fuerza del temor, los sentimientos me trasponen y me dejo fluir de un modo muy placentero.
Había comentado que, alguna vez en la escena del campanario, me había sorprendido a mí mismo llorando a lágrima viva sin a penas proponérmelo, simplemente dejando aflorar lo que en ese momento fluye de mí por vete a saber qué razón. Como en una terapia.
Ayer fue un día de esos. Pero, supongo que por la seguridad que 52 funciones me dan, me dejé llevar sin limitarme... Volcándome en esa vorágine de sentimientos tan contrapuestos que sufre Jacobo y Padre Luis en ese momento. Arrepentimiento, desolación, sorpresa, ira, miedo, cariño... todo bien mezcladito a lo que salga.
Y ayer me abandoné, me dije hoy a donde vaya esto... Y llegó un momento en que tuve que despertarme a mí mismo para encarrilar lo que quedaba de función, y medio asustado, por cuanto aquello había tomado un cariz inesperado e inhabitual. No sé cómo decirlo... Como cuando estás con alguien que te gusta mucho por primera vez y ves que el torrente de emociones te empuja, a pesar de que quizás no sea lo más conveniente, pero te abandonas a la pasión del momento y lo disfrutas muy profundamente, casi de manera mística... Y cuando te quieres dar cuenta, despiertas cogiendo conciencia de que lo que has hecho no tiene posibilidad de continuidad lógica, pero que ya está hecho.
Eso sentí yo: el vértigo de decir ¡coño! ¿cómo he llegado hasta aquí...? Qué guai... Pero ojo, encaminémonos porque si seguimos podemos cambiar el curso de la obra. Como si a Jacobo se le rebelara su yo más íntimo, más pasional. Más pasional, sí. Creo que Jacobo se está volviendo más pasional y Don Juan, función a función, le está cogiendo más cariño.
Es curioso... el viejo cada vez se enamora más de Jacobo... Tiene memoria propia de función a función!!
Creo que aún no se ha visto el verdadero espectáculo...
Estamos creciendo los cuatro. Los cuatro bien vivos.
Ya tengo ganas de que llegue la próxima, este viernes...
Un año después, y siento que despegamos... Increíble...

sábado, 8 de mayo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 105

Quincuagésimo primera actuación.

O campanas que suenan a aves...
Hace muchos años, descubrí que el trabajo de los técnicos en los espectáculos está injustamente infravalorado. Tiene que ver con diversos motivos, y uno de ellos es la actitud del sector en general que opta por una aceptación de un rol de segundo orden, como si su labor importara poco y toda la gloria fuera de los actores que están en la escena.

Yo tuve la suerte de trabajar de técnico durante muchas funciones con Jordi Bertran en dos de sus espectáculos y aprendí muchas cosas, y algunas de ellas me hicieron crecer como actor, ayudándome a ver el trabajo del artista desde fuera, apreciando los detalles, los gestos, las rutinas y los errores desde la tranquila posición del que no tiene que dar la cara ante el público. Pero también descubrí que desde la cabina del técnico, con la luz y el sonido de la obra en la yema de mis dedos, me volvía tan vital para el buen desarrollo de la función como el mismo actor...

El ritmo, el tempo, la intensidad, la intimidad de una escena depende en gran medida del técnico. Llegué a identificarme tanto con mi rol, que sentía como si estuviera yo también en el escenario, acompañando al actor (en aquel caso titiritero), jugando sin embargo desde mi atalaya al fondo de la sala, subiendo ahora un volumen, aumentando la intensidad de un foco, dejando un segundo antes de un rápido black out, etc, etc... Es un trabajo que me aportó mucha satisfacción y nunca tuve la sensación de que fuera una labor mecánica, desnuda de arte o indiferente a la creatividad. Al contrario, a menudo me sentía tan metido que me emocionaba cuando las cosas cuadraban a la perfección y el público se estremecía ante la belleza de lo que estaba presenciando. Y yo me sentía aplaudido por ellos y acababa las funciones satisfecho y con deseos de que llegara la siguiente para mejorar aquel detalle o cambiar o proponer a Jordi una visión distinta de tal o cual momento concreto.

Sin embargo, también conviví con técnicos que veían su trabajo como una labor mecánica en la que, decían, se limitaban a obedecer los pasos de un guión prestablecido sin aportar nada en absoluto. Nunca estuve de acuerdo con ellos.

Nuestro Don Juan es un espectáculo del que la gente resalta a menudo lo cuidado que está todo, lo pulido y lo redondo. Hay un gran trabajo detrás de ello. Un trabajo realizado por todas y todos los colaboradores que han pasado por la creación, pero entre todos destaca uno que está a mi lado durante las giras, que trabaja codo con codo en todos los montajes, que aporta su buen humor y su positivismo a los bolos, que sufre las funciones difíciles a mi lado, los momentos de tensión, que me aguanta alguna mala frase, algún resoplido cuando las cosas no me salen como me gusta; que me escucha y me da su opinión, que ilumina la escena, pone la música, conecta el micro, dispara las proyecciones y abre el obturador simultáneamente con la pasmosa tranquilidad de quien se ata un zapato. Quien se pasa hasta quince horas conmigo dentro de un teatro velando para que todo salga bien, quien arranca a aplaudir cuando el público duda.... Esa persona insustituible con la que tengo la fortuna de compartir mi trabajo es Xavi Muñoz.
Estos dos días ha soportado estoicamente un resfriado de mula, sin rechistar, sin pedir nada, sin decir este klinex es mío.
Le estoy tan agradecido por su trabajo, su entrega y por su manera de ser, que no me importa en absoluto que alguna vez las campanas suenen a aves...
Una abraçada company i gràcies.

viernes, 7 de mayo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 104

Quincuagésima actuación

Sevilla, cuna del Don Juan, nos recibía con su tiempo más maravilloso, sus veintipocos graditos que invitan a ir en manga corta y a pasear por esta ciudad admirando sus edificios y sus calles, que por cierto, se muestran preciosas y vivas unos años después de mi última visita.
Y precisamente en uno de esos edificios con un pasado importante en la historia de la capital andaluza es donde actuamos ayer y hoy. El teatro La Fundición en la Casa de la Moneda, un edificio del siglo dieciseis que se construyó para albergar la fábrica donde se fundía y se convertía en moneda parte del oro robado de manera despiadada e inmisericorde en América, previo paso por la vecina Torre del Oro.
Pues bien, el teatro La Fundición tiene una sala preciosa, una especie de capilla, aunque no lo es, pero que en sus techos tiene tres cúpulas con unos pequeños ventanales que invitan a pensar a uno que está en un edificio sacro. Y estos espacios nos van que ni pintados a nosotros. La acústica es excelente y la resonancia dota de un realismo extra todo lo que pasa en la escena.
El montaje fue difícil por la conformación de las estructuras, un truss a seis metros de altura al que se accede con un andamio móvil que hace que si hay escenografía se dificulten las cosas bastante.
Pero, a cambio, su recogido escenario hace refulgir en todo su esplendor nuestro convento imaginario.
Hacía tiempo que no gozaba tanto en una representación. Volví a disfrutar cada segundo, cada palabra, cada gesto. El hecho de actuar de nuevo sólo en castellanano y en un lugar tan próximo al público y en Sevilla, me cargó las pilas y me sentí como tocado por la gracia.
El escenario puede ser un lugar hostil a veces, donde te suceden cosas que te hacen sentir mal, donde te desnudas completamente y te muestras por dentro, donde te la juegas cada segundo escrutado bajo la mirada de un público que te absorve y te analiza. Y eso debemos asumirlo como parte de nuestra profesión: de hecho es la que la diferencia de todas las demás...
Pero el escenario, a veces, puede convertirse en algo parecido al paraíso, donde te sientes tan a gusto que no querrías que la función se acabarara jamás. Y ayer fue uno de ésos. Disfruté como un niño, me rencontré con los personajes con los muñecos con los momentos. Fue verdaderamente impagable que, en la escena del despertar de Don Juan, cuando sentado Jacobo y el viejo recostado en la cama, éste, mirando por una ventana imaginaria le espeta "Hay un mundo ahí a fuera..." seguido de un silencio. Pues bien, este silencio fue ayer acompañado de manera impagable por los trinos de las golondrinas que seguramente habitan los tejados del teatro y que, al atardecer, vuelven a sus nidos para pasar la noche con la alegría del que sabe que en este mundo volver a casa es algo que siempre hay que agradecer. Como diría Boris Izaguirre: ¡¡Qué momentassoo!! Casi me pongo a llorar. Son esas cositas, esos regalos que esta profesión te da, esas confluencias de casualidades que te hacen sentir que vale la pena, que sí, que sí... Fue tan bonito, tan único...
A partir de ahí, claro, todo fue rodado y la función transcurrió pausada y potente a la vez, con momentos de intimidad y momentos de pasión desenfrenada...
Salí de la escena radiante y, cosa muy rara en un actor, con la absoluta seguridad de que ayer sí, ayer el público vio lo que este espectáculo es, ni más ni menos: para eso trabajamos todos los que hemos trabajado en el Don Juan y de los que tan a menudo me acuerdo.
Gracias, los aplausos son siempre vuestros.

Dirección: María Castillo
Actrices Proyección: Ingrid Domingo, Annabel Totusaus, Marcia Cisteró, Laura Barba, Dolça Cos, María Castillo
Texto: Miquel Gallardo y Paco Bernal (a partir de textos de Tirso de Molina, José Zorrilla, Molière y Josep Palau i Fabre)
Construcción Títeres: Martí Doy
Escenografía: Xavier Erra
Diseño Iluminación: Fiorella Giudicessi
Música: Pep Pascual y Miquel Gallardo
Vestuario: Susana Santos y Roser Puig
Proyecciones: Armand López Técnico Iluminación, Sonido y Proyecciones: Xavier Muñoz Fotos y diseño imagen: Tercer Polo

lunes, 3 de mayo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 103

Cuadragésimo novena actuación.

Bonito teatro el Principal de Arenys, que aúna el espíritu mágico de una sala que nació en el mil ochocientos y pico y la comodidad de un teatro reformado en el 2005.
Hablaba con Joan, el programador, sobre las dificultades que están teniendo para llevar público al teatro y la desesperación de ver que día a día la platea está más vacía, salvando los casos de las representaciones familiares, en las que el público asiste de manera mecánica, como si asistir al espectáculo infantil de turno fuera parte obligada de la rutina del fin de semana.

Es una verdadera lástima que esa misma "irreflexión" a la hora de llevar a los niños a ver teatro los fines de semana en la sala del pueblo, no se pueda aplicar a los espectáculos "no familiares" o mal llamados "para adultos", como si la adultez llegara con los años...
Pero claro, la diferencia es clara. Salvando la calidad de los espectáculos, que de buenos y malos hay en la viña del Señor y en todas las categorías, si nos ponemos a analizar las razones por las cuales una familia con dos hijos menores de 10 años por ejemplo asiste al teatro un domingo por la mañana, nos encontraremos que las ganas de disfrutar de un espectáculo en vivo que nos haga pasar una hora inolvidable, sumergiéndonos en una historia que nos ayude a evadirnos de nuestras rutinas torturadoras, no está entre las primeras para asistir a dicho evento, y sí el hecho de encontrar una actividad que esos padres con sus dos hijos puedan realizar juntos, que mantenga cierta relación con la cultura y, sobre todo, que les ocupe un par de horitas librándose así, en muchos casos, de tener que aguantarse mutuamente, los papás a los nenes y viceversa.
Claro está que en el caso del teatro para adultos esa razón no existe. Más bien, y tomando como ejemplo esa ficticia familia que nos ocupa, el hecho de no saber qué hacer con los niños es, además, un claro inconveniente. Así pues, la única razón por la que una persona o una pareja o un grupo de amigos va al teatro un domingo a las 7 o un sábado a la noche es para pasar un buen rato disfrutando de algo especial, un espectáculo en vivo, donde el actor o la actriz respira el mismo aire que tú, vive el mismo viaje que tú y siente tu presencia como algo vital para su historia. Pero eso, por lo que se ve, no es motivo suficiente para acudir al teatro, y más teniendo en cuenta que, quedándose uno en casa, puede tener el excelso privilegio de presenciar uno de los inolvidables trescientos y pico partidos de fútbol que dan por la tele al cabo del año, o ir al cine donde un actor o actriz, guapísimos eso sí, vestidos de millones de píxeles proyectados en una pantalla de nylon fría como el filo de una navaja, te ofrezcan una interpretación maravillosa sin duda, pero que mañana te la ofrecería exactamente igual con las mismas virtudes o defectos. Y esto son sólo dos razones de las muchas que podría poner para no acudir al teatro a ver un espectáculo en vivo.

Ahora bien. También nosotros, las compañías, tenemos nuestra gran parte de culpa. A veces ofrecemos verdaderos bodrios al público, que se montan con dudosísimo gusto, escasísimos esfuerzos y muchísimos dineros. Yo, como espectador, voy a ver tal o cual obra por la razón que sea (la más común, porque sale fulanito o menganita de la teleserie de turno), y me encuentro con una MIERDA con mayúsculas, y mi deseo es no volver al teatro nunca más convencido de que si éstos son los actores buenos y famosos, no quieras saber como serán los otros...

Ayer éramos 23 personas en la sala (25 conmigo y con Xavi), de las cuales 15 o 16 eran colegas o conocidos nuestros... Nada que decir, nada que objetar. Cada uno es libre de dedicar su tiempo a lo que desee. Pero por favor, den una oportunidad a tantas compañías que no tienen actores de renombre porque, por lógica, el programador no las programa si no dan un nivel de calidad muy superior al de los "mediáticos".

Esa es nuestra lucha. Y de momento en la platea la perdemos con diferencia, en el escenario ganamos por goleada.

domingo, 25 de abril de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 102

Cuadragésimo octava actuación.

La actuación de ayer en Piera era a cambio de haberme dejado un espacio para ensayar el espectáculo. Convencimos al ayuntamiento de que todos los beneficios fueran para la escuela de teatro que fundamos este otoño y que dirige María. La verdad es que tenía la esperanza de que el teatro se llenara para poder así sufragar los gastos de los talleres de final de curso sin tener que pedir dinero a los políticos, cansados ya de oir sus lamentos cada vez que les insinuamos que las cosas no se compran con buenas palabras sino con dinerito contante y sonante. Pero cuál fue nuestra decepción al ver que, a pesar de lo barato de la entrada, apenas vino un centenar de personas...
Teniendo en cuenta que la publicidad la pagué yo y la distribuí con la ayuda de los alumnos... en fin, está claro que la cultura no es rentable a menos que vaya asociada a "otras cosas"... pero eso ya es otro tema.
Lo que sí me gustaría describir es el paupérrimo y ruinoso estado del teatro de mi pueblo. Sólo decir que en cualquier otro país ese espacio estaría clausurado por incumplir todas las normas escritas y no escritas sobre seguridad en espacios públicos. ¿Cómo se pueden aunar tantos años y tanta dejadez, por Dios?
Y no. Me niego a entrar de nuevo en el tema económico que si hay dinero o no para reformarlo... Eso está muy bien. Piden una subvención para reformar y restaurar el espacio, correcto. La pregunta es: ¿Cómo coño han dejado que la instalación llegue a esa situación? El Síndrome de Diógenes nació allí, seguro. ¿Qué les costaba haber controlado que el teatro mantuviera las instalaciones, al menos, en un estado que permitiera no jugarse la vida cada vez que cruzas el escenario, no porque se te pueda venir encima una barra, no, sino porque se te puede caer sobre la cabeza el techo entero???!!! Y que no me vengan con el cuento de que hasta hace poco era un espacio de gestión privada, porque en ese caso, ¿cómo es posible que este pueblo no tuviera un teatro municipal en condiciones??
Verdaderamente es muy triste y hay muuuucho que hacer.
Y lo primero es cuidar no ya las paredes ni los tochos, sino las personas que están luchando por dotar de contenido cultural a esa ruina y que la ocupan dándole sentido, vida, teatro...
Y no acudir al tema "es que no tenemos dinero...". Porque hablamos de cuatro duros.
Es la actitud. Apoyar, preocuparse, acompañar, involucrarse, ayudar.... y mostrar interés: 85 alumnos de la escuela de teatro de Piera, más la directora, se merecen mucho más que un edificio en ruinas; se merecen mucho respeto y mucho apoyo, y mimos y ánimos... porque después bien que se nos hincha el pecho cuando hablamos de Jacob Torres, fill de Piera... pero emigrado a otros lugares donde poder desarrollarse y crecer como actor.
Ayer actué por esos chicos y chicas, no actué para devolver nada a nadie y mucho menos a unos políticos que están de paso, actué para las chicas y chicos de la Escuela de Teatro de Piera, para que se sientan un poco más queridos y cuidados. Fue por vosotros. Fue por ti María. Fue por ti Piera.
Y adelante!!!!

sábado, 27 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 101

Cuadragésimo séptima actuación.

Pensaba yo durante la función de hoy en El Vendrell (por cierto, enhorabuena por el nuevo teatro) ante el silencio sepulcral que me acompañaba, que dada la cantidad de gente mayor que tenía de público, quizás se intimidaban al oir los desvaríos de un viejo que se enfrenta a sus últimos días y al que visita la muerte... Dándole vueltas me empezó a dar la sensación de que los comentarios de Don Juan ante sus últimos días como "en cambio me condena (a un final) lento y penoso..."; "ya no debería estar aquí, sino vagando por el infierno..."; "...y acabe con esta tortura que es vivir así..." etc, quizás podían ser recibidos por la gente mayor con una crudeza más dura que con los que fueron en realidad escritos. Pero hay que entender el contexto y el personaje que los lanza: Don Juan no está acostumbrado a ser uno más; no acepta su vejez por considerarla indigna después de una vida de excesos... Don Juan no soporta tener que sentirse uno más, el querría ser el único, la leyenda de sí mismo, el despiadado conquistador que pasa por encima de todo y todos, y se ve obligado a aceptarse como una persona mayor con sus fragilidades y sus limitaciones y eso le corroe el alma. Así que se retira a vivir en el convento con la intención de que nadie lo vea en esa situación que él no acepta y contra la que se rebela.
El no está haciendo un alegato contra la vejez en general, paso imprescindible para los que puedan vivir muchos años, sino contra la suya en particular, una vejez para la cual él no se había preparado y contra la cual no pensaba que debería luchar nunca...
Pero yo no considero a mi Don Juan un árbol caído, más al contrario, lo considero como un magnífico ser que llega a sus últimos días con la condena de una lucidez y una vitalidad no acompañada por su físico, lo que lo sume en una profunda tristeza y desasosiego, pero que, a mis ojos, lo presenta con esa potencia y fuerza que sólo los que han pasado por casi todo pueden dar.

Antes de cerrar entrada, agradezco a Ció y su equipo el haber puesto a nuestra disposición su teatro, y habernos dado la oportunidad de demostrar que el teatro no lo hacen los nombres sino las personas, y que gracias a su confianza, un centenar de espectadores se fueron con la sensación (o eso creo) de no haber perdido el tiempo. De buen seguro que todos ellos volverán a ver lo que les propongan.

jueves, 25 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 100

Cuadragésimo sexta actuación.

Y aquí estoy, cien entradas después, 14 meses después del día en que María y yo entramos en el congelado gimnasio a enfrentarnos con nuestro primer ensayo.
Recuerdo que aquel día, mientras escribía el post número uno, mis sensaciones eran bastante negativas... Aquel frío y la incertidumbre del camino por recorrer junto con la poca experiencia ante proyectos en solitario de este estilo hicieron que aquella noche no durmiera del todo bien.
Ahora, cien posts más tarde y con cuarenta y seis funciones a nuestras espaldas, aquel miedo se ha diluido y en su lugar queda un poso de satisfacción ante el trabajo hecho. Hemos llegado a buen puerto, quizás un puerto un tanto diferente al que nos imaginábamos cuando emprendimos el viaje, pero así es este mundo: iniciar una ruta sin que nadie pueda asegurarte el destino, pero con el objetivo de no hundirse en las aguas, a veces encabritadas, de la creación.

Y qué mejor lugar para celebrar la efemérides de las cien entradas de este Diario de un Náufrago (el nombre se lo puse el primer día... así estaba yo de optimista) que en el Teatre Kursaal de Manresa. Es increíble como un teatro de una ciudad pequeña pueda albergar una programación tan extensa e interesante, tocando todos los hilos de las artes escénicas con un rigor y una exigencia tan notables. Y eso lo consiguen con la entrega, el amor por el teatro, la dedicación y el sacrificio de una asociación llamada El Galliner, que empezó con una mochila cargada de ilusión y ahora comandan un buque enorme que transporta a miles de personas entre colaboradores, trabajadores y público. Chapeau para ellos porque son un ejemplo (y me consta que los llaman para contar su experiencia en foros de teatro) a seguir. Gracias, gracias, gracias.

Y gracias también por llamarnos para actuar habiendo estado ya haciéndolo en dos ocasiones durante la Fira d'Espectacles d'Arrel Tradicional Mediterrània.
Así que teníamos cogida las medidas del escenario y del público y la función transcurrió sin contratiempos.

Ahora, a por cien más.

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 99


Sin palabras. Sencillamente gracias, Dani.

lunes, 22 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 98

Un buen trabajo de un gran profesional. A veces me llaman periodistas para hablar del espectáculo y la conversación se vuelve un blablableo distante en el que al final acabo diciendo cosas de las que me arrepiento.
Con Dani fue un gusto charlar tres cuartos de hora con la sensación de haber hablado con un colega. Preguntas que partían de la curiosidad humana no del formulario del profesional, una documentación exhaustiva previa y mucho amor por su trabajo dan como resultado un artículo ameno, conciso y fácil de leer.
Ojalá siempre fuera tan fácil hablar con la gente...

domingo, 21 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 97

Cuadragésimo quinta actuación.

Murphy debía ser un tipo odioso. Me lo imagino solitario, del que la gente huía cambiándose de acera al encontrárselo por miedo a su mal fario.
Pero Murphy era un sabio. Murphy era ese que dijo que cuando estés actuando en un teatro con una extraordinaria proximidad con el público, en el momento más dramático de la función con el silencio más tenso... le sonará el teléfono móvil con el politono más estridente de los posibles a la persona más lenta de las 100 que haya en la sala... y la que esté más cerca de ti, a escasos 2 metros, que mientras busque parsimoniosamente su escandaloso cacharro en el bolso pondrá cara de decir: ¡¡pues no va este tío y se pone a actuar mientras suena mi móvil!!

No se como describir la sensación que he tenido en ese momento: intentaré ser gráfico. Es como ese niño que con tesón y mucho esfuerzo consigue hinchar un globo y cuando ya lo tiene perfecto, tenso y redondo y se lo va a enseñar a su mamá... alguien le da un golpe en el brazo y el globo se escapa dejando salir todo el aire con un sonido tipo brrfrrfrrrfrrrffrrrfrrffr....
Yo era ese niño, y el globo era el público, tal cual. He sentido claramente como en ese preciso instante en que ha sonado el infausto aparato, las 99 personas del público al unísono han hecho: brrfrrfrrrfrrrffrrrfrrffr....! y toda la tensión dramática conseguida con esfuerzo durante una hora de espectáculo, se ha desparramado por los rincones de la sala... Y luego, ala... empieza a soplar de nuevo... Hay que joderse... y que viva Murphy! aunque yo me cambiaré de acera si me lo encuentro...

Esta escena, desgraciadamente bastante cotidiana en nuestros teatros, ha transcurrido hoy en la Sala Planeta de Girona, un teatro especialísimo que no se merecía ese, por otro lado, anecdótico acontecimiento. Un teatro con el encanto de las salas regentadas por una compañia, por gente de la profesión, donde cada cosa está en su sitio y donde uno se encuentra supercómodo. Además he tenido la suerte de visitar todo el edificio y me ha encantado la sala de ensayos en la planta superior... A uno le dan ganas de ponerse a ensayar en ese preciso momento lo que sea.
Una sala, de las llamadas alternativas, aunque si eso es la alternativa para qué quiero yo las principales...
Un teatro fantástico donde es muy fácil sentirse a gusto actuando, por muchos móviles que suenen en el peor momento... Y donde he conocido gente de teatro y para el teatro, de esa que dignifica la profesión con su esfuerzo y con su talento. Este teatro se me ocurre como un pequeño Lliure, donde el público se conoce, donde estoy seguro que cada uno tiene su silla preferente, y donde el nivel de exigencia debe ser muy alto.
Toda una casa de teatro con mayúsculas donde huele a teatro por todos los rincones.
De los mejores sitios donde olvidársete desconectar el teléfono, sin duda...

sábado, 20 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 96

Cuadragésimo cuarta actuación.

Una gran sorpresa la de ayer en el Teatre Municipal de Banyoles.
Una gran sorpresa porque no esperábamos que fuera a venir tanta gente a la función.
Y claro, el espectáculo crece mucho cuando recibes el soporte de tantos ojos, tantas miradas interesadas y tantas personas deseosas de lanzarse contigo a la historia que les vas a contar. Hacía tiempo que no actuaba para un público tan joven dispuesto a zambullirse y con ganas de sentir cosas.
Creo que alguien está haciendo muy bien las cosas en Banyoles, algunas personas que con su trabajo y su dedicación están consiguiendo que la gente joven salga a a ver un espectáculo como el Don Juan un viernes a la noche. Porque reconozco que no es fácil y porque como he comentado más de una vez, el público de teatro de programación estable (a diferencia del de festivales...) suele ser de una media de edad bastante avanzada.
Y la entrega de los jóvenes en cada una de las escenas y en los momentos tanto los cómicos como los dramáticos es sorprendente. El público joven es apasionado, exigente pero apasionado. No se entrega con facilidad, pero cuando lo hace, se abandona a lo que está viendo.
Y hacía tiempo que no sentía el calor al final de una manera tan sincera. Ayer volví a notar que se me ponían los pelos de punta en los saludos. Sentí, como hacía tiempo que no sentía, que había dado algo y que a cambio recibía también algo. Que ese intercambio se hacía de manera incondicional, sincera... Ayer fue una de aquellas funciones en que todo está en su sitio y apenas tienes que dejarte llevar por la energía. De aquellas funciones que no quieres que se acaben nunca porque estás a gusto, mucho.
Y eso incluye todo el acto de la actuación que no comienza cuando se apagan las luces de la sala y se encienden las del escenario, sino que lo hace cuando llegas al teatro a las 12 del mediodía y te encuentras con la sonrisa amable de la gente de la casa que te da la bienvenida y además notas que lo hacen de corazón. Que te abren su casa y se desviven por que te sientas a gusto. Y acaba cuando dos horas después del final de la función, a la 1 de la madrugada, te despiden igual de sonrientes tal como te recibieron.
Fue una gran actuación ayer para un gran día de trabajo, para una gente amable y amante de su profesión.
Muchas gracias a todos y no nombro a nadie porque no quiero dejar a nadie fuera. Un superplacer actuar en vuestro teatro.

Y claro, cuando las funciones transcurren plácidas y sin contratiempos sacas conclusiones.
Algunas veces me han preguntado cómo hago para interpretar dos cosas al mismo tiempo, el títere y yo. Ayer llegué a la conclusión de que el secreto, al menos en parte, está en la confianza plena en que tu partenaire, o sea el muñeco, está expresando en cada momento lo que tú necesitas, y actuar tú en consecuencia a lo que crees que él está expresando. Parece complicado, pero no. En realidad es como actuar con otro actor. Tú sabes en cada momento por la escucha que el otro actor está expresando algo y tú, como en un partido de tenis, actúas en consecuencia. Y viceversa... Y esa escucha se vuelve imprescindible para desarrollar los conflictos y llevar la actuación hasta donde queremos llevarla. Pues bien, exactamente la misma escucha entre actor y manipulador es necesaria en mi caso.
Yo actor debo interpretar y a la vez escuchar a yo manipulador y, a la vez, confiar en que lo que el muñeco (parte indivisible de mi yo manipulador) expresa, es lo que yo manipulador quiero. Joder esto no lo entiendo ni yo...
Veamos... que el muñeco no está al servicio del actor sino que hay que entenderlo como si fuera otro intérprete al que nosotros controlamos... casi siempre. Exacto... Y eso es lo que hace esto de actuar y manipular tan gratificante... Es como si multiplicáramos el placer de interpretar por dos... Doble placer... Algo obsceno... Pero muy bueno.

miércoles, 17 de marzo de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 94

Crítica en El Nou 9 de l'actuació de Torelló.
Gràcies Carme per les teves paraules.

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 93

Gracias a Mingo, de Can Massallera, he recuperado un reportaje que me hicieron en Ripollet.
Bla, bla, bla...

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 92

Cuadragésimo tercera actuación.

Y bien, los mimos han funcionado o el catarro ha remitido. El caso es que la voz ha reaparecido y la función ha sido una gozada. No hay como sufrir en una función para que la siguiente, solventados los problemas, se convierta en un festín del goce.

A veces nos olvidamos de lo importante que es el cuerpo y la voz en nuestro trabajo y los descuidamos alegremente... y cuando fallan nos damos cuenta de si ellos fallan NO SOMOS NADA.

Así que hoy en Sant Boi se ha dado esa confluencia de circunstancias (voz recuperada, una luz mágica, una escenario a medida, un público entregado...) para que la representación brillara en todo su esplendor. Ni siquiera mis exudaciones nasales, leve pero cruel recuerdo de los días de catarro pasados, han conseguido impedirme pasármelo en grande en Can Massallera.
Tampoco faltó a la cita la Dama del Caramelito... (¿será la misma que nos sigue en toda la gira...?).... Ayer amenizó con su sinfonía de crujiditos la primera escena de la obra (mal menor, tengo que decir) y además, adornó con algún que otro comentario privado (o al menos esa era su intención, lo de la privacidad digo) algún pasaje del espectáculo.
Siento reiterarme, pero no deja de ser una tentación para mí referirme a estos sucesos que me acompañan en algunas funciones. Y lo de la necesidad de comentar lo que se está viendo, costumbre que tiene sus orígenes en la película domingo tarde en el sofá, es algo que me fascina.
No negaré que es molesto, pero no deja de tener su encanto, como cuando la señora A (sí, es cierto, siempre hago referencia a las señoras, y no es que los señores estén más calladitos, es que el público de teatro y más el que coincide con el fútbol, es mayoritariamente de señoras... y gracias por venir, que conste), no deja de tener su encanto decía, cuando la señora A le dice a la señora B: "Va a matar el conejo..." (esto lo acompaña con una carcajadita entrañable)... y la señora B le contesta: "Pero si ese conejo está muerto..." (ofendida porque el actor ha sacado un conejo de mentira... y encima ya muerto...). Ya lo dije pero lo repito: son cosas molestas, no lo niego, pero nacen de la inocencia y la pasión por lo que se está viendo y forman parte de este nuestro mundo de los comediantes... Y doy gracias porque tengo la oportunidad de vivirlo... y contarlo.

De ayer destacaría la soberana ostia que me di en la escena de las creencias, cuando caigo al suelo con Don Juan en brazos... Esta escena es difícil, porque es complicado simultanear el texto, con la manipulación, la coreografía de los movimientos y la frescura en la caída... Y a menudo siento que no queda muy natural. Pero ayer me di tal batacazo que pensé: "Ya está. Te has roto el codo y no lo notarás hasta que se acabe la función cuando te baje la adrenalina..." Afortunadamente no fue así, pero el trompazo creó un silencio que me pareció que más de uno creyó que la función se acababa ahí mismo. Y luego me comentaron que nuestra encantadora señora del caramelito aprovechó los segundos de silencio para comentar: "Ahora sí que lo ha matao...".

Y mira...

sábado, 13 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 91

Cuadragésimo segunda actuación.

He pasado la noche preocupado por la voz... y casi no he podido dormir... He hecho caso a María y he estado bebiendo mucha agua, tomando ibuprofeno y potasa y callado como un monje de clausura...
He sentido durante todo el día que mi voz no estaba, apenas un hilillo tímido, un ronco sonido brota de mi garganta... y qué hago?
Sé que en estos casos los actores se tiran a la cortisona inyectada... pero eso como se hace??
Nada nada... he decidido callar y perseverar en mis cuidados a ver qué tal.
Además hoy actuábamos en el Cirvianum de Torelló, un teatro de más de 500 plazas...
A la hora de la función estaba un poco recuperado aunque no para cantar la Traviatta, claro, así que hemos puesto el micro a tope, he calentado con mimo... mucho mimo, y he intentado suavizar durante la función todos los momentos de gritos, toses y esfuerzos de voz para cuidarla... y tratar de llegar al final...
Así que ha salido una función muy íntima, a pesar de lo grande del espacio. Es curioso, pero el micro te permite dar ese toque discreto, esa sutilidad en los tonos y las intenciones, tan difícil de conseguir en teatro, cuando el señor mayor de la última fila no ha tenido tiempo de cambiarle las pilas al Sonotone...
Pero, a pesar de todo, no lo cambio. La sensación de tener que proyectar la voz para llegar a todos los rincones de la sala (cuando se puede) es magnífica, y la lucha entre el volumen de tu voz con la naturalidad en el tono, el santo grial del teatro.
A media función, creía que no llegaría... tenía la garganta seca, la nariz tapada y los mocos colgando... Afortunadamente, al final he llegado dignamente al monólogo de la muerte, y como su voz es ronca y arrastrada, tal como hoy tenía la mía, he salvado la situación... No sin antes quedarme en blanco, teniendo que improvisar unos segundos sin saber qué decir acariciándole al pobre Don Juan su calva a la busca de las palabras perdidas... que por suerte han aparecido... dos o tres versos más allá, con lo que !ups, perdón! me he comido unas frases...
Nada importante, no obstante...
Ahora a callar de nuevo hasta mañana en Sant Boi... final de la marathon del silencio...

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 90

Cuadragésimo primera actuación

Hasta ahora me había librado de catarros, afonías, gripes y demás durante las actuaciones. Y le había dado vueltas a la cabeza a la idea de qué pasaría el día que tuviera que actuar con alguna de esas afecciones. Pues bien: llegó el día.
Afortunadamente no tengo fiebre ni dolores, pero desde antes de ayer arrastro un constipado ligero pero que ya sabía que me iba a dar guerra.
He actuado con la nariz chorreante, y he descubierto que ¡no tengo tiempo para sonarme ni si quiera!
Así que mi preocupación era que no se notara ese inconveniente. Pero ya al final de la actuación debía hacer algo, así que hoy Jacobo ha estado más afectado que nunca en su escena final lo que me ha permitido sorber discretamente entre sollozos y usar la mana como maná apagafuegos para evitar que mi mucosidad brotara generosa de mis fosas nasales... Jo... pues resulta que el catarro produce además el lagrimeo fácil y me he sorprendido a mí mismo llorando A MOCO TENDIDO cuando Jacobo descubre su pasado... Creo que ha quedado muy convincente.
El problema lo he descubierto después, cuando al llegar al camerino me he dado cuenta que no tenía voz... Y que este fin de semana aún nos quedan dos actuaciones.

La actuación de hoy, por cierto, ha sido en el Teatre de la Vila de Palau i Solità de Plegamans. Un modesto espacio muy bien equipado (nunca había visto una caja escénica con platea por delante y por detrás! así que si levantas el telón de fondo te aparece otro teatro!! qué interesante espacio...) y con una programación super potente y selecta. Y eso hay que decirlo, es mérito de Lluis Francès, un ejemplo de lo que para mí debe ser un programador: comprometido, apasionado (estuvo con nosotros durante todo el montaje subiendo y bajando barras!!), consciente de sus límites pero nada conformista; conocedor de su público pero con el afán siempre de llevar a su teatro lo mejor que pueda conseguir con sus medios, yéndolo a buscar donde sea y asíduo de festivales y ferias.
Felicidades a Palau porque tenéis un técnico excepcional... y una programación teatral de alto nivel...
Y que así siga...

miércoles, 10 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 89


A veces uno se pone a decir cosas y cuando las lee piensa que no quería decir lo que ha dicho y que le ha quedado mucho por decir...

lunes, 8 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 88

Cuadragésima actuación.

Villava (Navarra) 20 h. Una señora le dice a su amiga y compañera de butaca en el Teatro de la Casa de Cultura, 10 minutos después de empezar la función del Don Juan: " Vaya... a mi me gusta más la comedia... Y esto habla de muertos...". Yo no lo oí in situ, obviamente, porque el que estaba hablando de muertos era yo, mejor dicho, Don Juan... Si no, me hubiera costado contener la risa...

Pues sí señora, hablamos de muertos y lo que es mejor, de aquéllos que están cerca de morirse después de haber consumido su vida (usar y tirar)... A diferencia de los que invirtiendo los términos, pretenden consumirla tirándola primero y luego intentando usarla...

Hablamos de un tipo que ha aspirado hasta el último de los efluvios de la vida y cuando al final descubre que ya no puede aspirar más, pretende hacer mutis por el foro y desaparecer, antes que enfrentarse a la ignominia que le resulta el vivir sus últimos días siendo un mero espectador pasivo de su cualquier tiempo pasado fue mejor...

No, no es comedia, y bien que lo siento. Quizás el próximo espectáculo sea una hilarante versión de Hamlet o algo por el estilo. Y tengo que decir que, del numeroso público que asistió a la función, la respetable espectadora no era la única con ganas de descargar sus penas riendo a mandíbula batiente de las ocurrencias del cómico titiritero, así que algunas carcajadas me acompañaron en momentos distintos de la función en los no cabía ni una mínima sonrisilla...

Pero esa es la riqueza de nuestra profesión, la de tirar el anzuelo y no saber cuál va a ser la pieza y cómo va a comportarse con el cebo que les has lanzado. Y toda reacción cabe cuando nace de la inocencia, de la naturalidad, de las tripas... y no de la premeditación y la mala uva.
Así que espero de todo corazón que las personas que contaban con pasar la tarde de domingo riendo divertidas las ocurrencias de la compañia de cómicos, disfrutaran con la no comedia y con las andanzas de un viejo que antes de marcharse de este valle de lágrimas, descubre asombrado que hay algo más allá de sí mismo... y con las desventuras de un joven que empujado por la corriente de la vida, descubre que también se puede nadar en contra para alcanzar la ribera desconocida.

Tenía ganas de rencontrarme con una buena función en castellano y con un público anodadado huérfano de toda referencia condicionante que le hiciera esperar algo en concreto... Un gran público para una gran representación. Y eso que empezamos con el pie cambiado por un problema técnico!! Pero eso le otorga más valor, puesto que supimos superar las circunstancias adversas...

El año que viene estrenan Casa de Cultura en Villava. Me encantaría volver para actuar en ella...

domingo, 7 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 87

Trigésimo novena actuación.

Fue verdaderamente emocionante ver la foto del espectáculo colgado en las banderolas publicitarias a lo largo de toda la Rambla de Tarragona. Compartiendo cartel con Concha Velasco… ¡Qué emocionante!

La función de ayer en el Metropol fue una de aquellas que recordaré siempre, por la cantidad de público que vino, por la energía que se creo, la escucha, lo bien que fue todo… Ayer hubo esa fluidez que tanto hecho en falta en ocasiones, sobretodo cuando la presión hace que las cosas tengan que salir bien y cuando hay demasiada gente que viene a confirmar expectativas, eso me puede…

Ayer, sin embargo, el público venía a dejarse llevar, a acompañarnos en el viaje de Don Juan, a sufrir y reír… y a escuchar.

Hoy, escribiendo esta entrada desde la furgo camino de Pamplona donde actuamos mañana, oyendo de fondo las melodías de René Aubry, recuerdo la de ayer como una de las funciones más cómodas y placenteras.

Agradezco a Marina sus atenciones, incluída la de comunicarnos que en un magnífico restaurante del Serrallo (el barrio pescador de Tarragona) pegadito al puerto y a la lonja de pescado, nos invitaban a comer como hacían con todas las compañías que actúan en el Metropol… Y tengo que decir que en Cal Brut comimos Xavi y yo de fábula. Tanto la ensalada de Tomates con queso feta, la Mariscada con su picadita de ajo y perejil y sus escamas de sal, y el delicioso postre, esas láminillas de piña rellenas de Mascarpone salpicadas de chocolate caliente… Una maravilla… claro, así cómo no iban a ir bien las cosas luego….

Aprovecho para felicitar desde aquí al Teatre Metropol en su centenario y para mostrar todo mi apoyo a la ciudad de Tarragona en su candidatura como Capital Europea en el 2016. ¡Mucha suerte!

Bien, ahora lo dejo aquí, sin dejar de pensar en la cena que tenemos reservada esta noche en la Sidrería Martitxonea de Aldatz, donde como marcan los cánones nos espera la Tortilla de Bacalao y el chuletón de ternera… Todo ello acompañado de la sidra recién salida de la barrica… Placeres con los que paliar nuestra distancia de la familia… y con los que celebrar que Don Juan está muy vivo!