sábado, 13 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 91

Cuadragésimo segunda actuación.

He pasado la noche preocupado por la voz... y casi no he podido dormir... He hecho caso a María y he estado bebiendo mucha agua, tomando ibuprofeno y potasa y callado como un monje de clausura...
He sentido durante todo el día que mi voz no estaba, apenas un hilillo tímido, un ronco sonido brota de mi garganta... y qué hago?
Sé que en estos casos los actores se tiran a la cortisona inyectada... pero eso como se hace??
Nada nada... he decidido callar y perseverar en mis cuidados a ver qué tal.
Además hoy actuábamos en el Cirvianum de Torelló, un teatro de más de 500 plazas...
A la hora de la función estaba un poco recuperado aunque no para cantar la Traviatta, claro, así que hemos puesto el micro a tope, he calentado con mimo... mucho mimo, y he intentado suavizar durante la función todos los momentos de gritos, toses y esfuerzos de voz para cuidarla... y tratar de llegar al final...
Así que ha salido una función muy íntima, a pesar de lo grande del espacio. Es curioso, pero el micro te permite dar ese toque discreto, esa sutilidad en los tonos y las intenciones, tan difícil de conseguir en teatro, cuando el señor mayor de la última fila no ha tenido tiempo de cambiarle las pilas al Sonotone...
Pero, a pesar de todo, no lo cambio. La sensación de tener que proyectar la voz para llegar a todos los rincones de la sala (cuando se puede) es magnífica, y la lucha entre el volumen de tu voz con la naturalidad en el tono, el santo grial del teatro.
A media función, creía que no llegaría... tenía la garganta seca, la nariz tapada y los mocos colgando... Afortunadamente, al final he llegado dignamente al monólogo de la muerte, y como su voz es ronca y arrastrada, tal como hoy tenía la mía, he salvado la situación... No sin antes quedarme en blanco, teniendo que improvisar unos segundos sin saber qué decir acariciándole al pobre Don Juan su calva a la busca de las palabras perdidas... que por suerte han aparecido... dos o tres versos más allá, con lo que !ups, perdón! me he comido unas frases...
Nada importante, no obstante...
Ahora a callar de nuevo hasta mañana en Sant Boi... final de la marathon del silencio...

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