sábado, 27 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 101

Cuadragésimo séptima actuación.

Pensaba yo durante la función de hoy en El Vendrell (por cierto, enhorabuena por el nuevo teatro) ante el silencio sepulcral que me acompañaba, que dada la cantidad de gente mayor que tenía de público, quizás se intimidaban al oir los desvaríos de un viejo que se enfrenta a sus últimos días y al que visita la muerte... Dándole vueltas me empezó a dar la sensación de que los comentarios de Don Juan ante sus últimos días como "en cambio me condena (a un final) lento y penoso..."; "ya no debería estar aquí, sino vagando por el infierno..."; "...y acabe con esta tortura que es vivir así..." etc, quizás podían ser recibidos por la gente mayor con una crudeza más dura que con los que fueron en realidad escritos. Pero hay que entender el contexto y el personaje que los lanza: Don Juan no está acostumbrado a ser uno más; no acepta su vejez por considerarla indigna después de una vida de excesos... Don Juan no soporta tener que sentirse uno más, el querría ser el único, la leyenda de sí mismo, el despiadado conquistador que pasa por encima de todo y todos, y se ve obligado a aceptarse como una persona mayor con sus fragilidades y sus limitaciones y eso le corroe el alma. Así que se retira a vivir en el convento con la intención de que nadie lo vea en esa situación que él no acepta y contra la que se rebela.
El no está haciendo un alegato contra la vejez en general, paso imprescindible para los que puedan vivir muchos años, sino contra la suya en particular, una vejez para la cual él no se había preparado y contra la cual no pensaba que debería luchar nunca...
Pero yo no considero a mi Don Juan un árbol caído, más al contrario, lo considero como un magnífico ser que llega a sus últimos días con la condena de una lucidez y una vitalidad no acompañada por su físico, lo que lo sume en una profunda tristeza y desasosiego, pero que, a mis ojos, lo presenta con esa potencia y fuerza que sólo los que han pasado por casi todo pueden dar.

Antes de cerrar entrada, agradezco a Ció y su equipo el haber puesto a nuestra disposición su teatro, y habernos dado la oportunidad de demostrar que el teatro no lo hacen los nombres sino las personas, y que gracias a su confianza, un centenar de espectadores se fueron con la sensación (o eso creo) de no haber perdido el tiempo. De buen seguro que todos ellos volverán a ver lo que les propongan.

jueves, 25 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 100

Cuadragésimo sexta actuación.

Y aquí estoy, cien entradas después, 14 meses después del día en que María y yo entramos en el congelado gimnasio a enfrentarnos con nuestro primer ensayo.
Recuerdo que aquel día, mientras escribía el post número uno, mis sensaciones eran bastante negativas... Aquel frío y la incertidumbre del camino por recorrer junto con la poca experiencia ante proyectos en solitario de este estilo hicieron que aquella noche no durmiera del todo bien.
Ahora, cien posts más tarde y con cuarenta y seis funciones a nuestras espaldas, aquel miedo se ha diluido y en su lugar queda un poso de satisfacción ante el trabajo hecho. Hemos llegado a buen puerto, quizás un puerto un tanto diferente al que nos imaginábamos cuando emprendimos el viaje, pero así es este mundo: iniciar una ruta sin que nadie pueda asegurarte el destino, pero con el objetivo de no hundirse en las aguas, a veces encabritadas, de la creación.

Y qué mejor lugar para celebrar la efemérides de las cien entradas de este Diario de un Náufrago (el nombre se lo puse el primer día... así estaba yo de optimista) que en el Teatre Kursaal de Manresa. Es increíble como un teatro de una ciudad pequeña pueda albergar una programación tan extensa e interesante, tocando todos los hilos de las artes escénicas con un rigor y una exigencia tan notables. Y eso lo consiguen con la entrega, el amor por el teatro, la dedicación y el sacrificio de una asociación llamada El Galliner, que empezó con una mochila cargada de ilusión y ahora comandan un buque enorme que transporta a miles de personas entre colaboradores, trabajadores y público. Chapeau para ellos porque son un ejemplo (y me consta que los llaman para contar su experiencia en foros de teatro) a seguir. Gracias, gracias, gracias.

Y gracias también por llamarnos para actuar habiendo estado ya haciéndolo en dos ocasiones durante la Fira d'Espectacles d'Arrel Tradicional Mediterrània.
Así que teníamos cogida las medidas del escenario y del público y la función transcurrió sin contratiempos.

Ahora, a por cien más.

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 99


Sin palabras. Sencillamente gracias, Dani.

lunes, 22 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 98

Un buen trabajo de un gran profesional. A veces me llaman periodistas para hablar del espectáculo y la conversación se vuelve un blablableo distante en el que al final acabo diciendo cosas de las que me arrepiento.
Con Dani fue un gusto charlar tres cuartos de hora con la sensación de haber hablado con un colega. Preguntas que partían de la curiosidad humana no del formulario del profesional, una documentación exhaustiva previa y mucho amor por su trabajo dan como resultado un artículo ameno, conciso y fácil de leer.
Ojalá siempre fuera tan fácil hablar con la gente...

domingo, 21 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 97

Cuadragésimo quinta actuación.

Murphy debía ser un tipo odioso. Me lo imagino solitario, del que la gente huía cambiándose de acera al encontrárselo por miedo a su mal fario.
Pero Murphy era un sabio. Murphy era ese que dijo que cuando estés actuando en un teatro con una extraordinaria proximidad con el público, en el momento más dramático de la función con el silencio más tenso... le sonará el teléfono móvil con el politono más estridente de los posibles a la persona más lenta de las 100 que haya en la sala... y la que esté más cerca de ti, a escasos 2 metros, que mientras busque parsimoniosamente su escandaloso cacharro en el bolso pondrá cara de decir: ¡¡pues no va este tío y se pone a actuar mientras suena mi móvil!!

No se como describir la sensación que he tenido en ese momento: intentaré ser gráfico. Es como ese niño que con tesón y mucho esfuerzo consigue hinchar un globo y cuando ya lo tiene perfecto, tenso y redondo y se lo va a enseñar a su mamá... alguien le da un golpe en el brazo y el globo se escapa dejando salir todo el aire con un sonido tipo brrfrrfrrrfrrrffrrrfrrffr....
Yo era ese niño, y el globo era el público, tal cual. He sentido claramente como en ese preciso instante en que ha sonado el infausto aparato, las 99 personas del público al unísono han hecho: brrfrrfrrrfrrrffrrrfrrffr....! y toda la tensión dramática conseguida con esfuerzo durante una hora de espectáculo, se ha desparramado por los rincones de la sala... Y luego, ala... empieza a soplar de nuevo... Hay que joderse... y que viva Murphy! aunque yo me cambiaré de acera si me lo encuentro...

Esta escena, desgraciadamente bastante cotidiana en nuestros teatros, ha transcurrido hoy en la Sala Planeta de Girona, un teatro especialísimo que no se merecía ese, por otro lado, anecdótico acontecimiento. Un teatro con el encanto de las salas regentadas por una compañia, por gente de la profesión, donde cada cosa está en su sitio y donde uno se encuentra supercómodo. Además he tenido la suerte de visitar todo el edificio y me ha encantado la sala de ensayos en la planta superior... A uno le dan ganas de ponerse a ensayar en ese preciso momento lo que sea.
Una sala, de las llamadas alternativas, aunque si eso es la alternativa para qué quiero yo las principales...
Un teatro fantástico donde es muy fácil sentirse a gusto actuando, por muchos móviles que suenen en el peor momento... Y donde he conocido gente de teatro y para el teatro, de esa que dignifica la profesión con su esfuerzo y con su talento. Este teatro se me ocurre como un pequeño Lliure, donde el público se conoce, donde estoy seguro que cada uno tiene su silla preferente, y donde el nivel de exigencia debe ser muy alto.
Toda una casa de teatro con mayúsculas donde huele a teatro por todos los rincones.
De los mejores sitios donde olvidársete desconectar el teléfono, sin duda...

sábado, 20 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 96

Cuadragésimo cuarta actuación.

Una gran sorpresa la de ayer en el Teatre Municipal de Banyoles.
Una gran sorpresa porque no esperábamos que fuera a venir tanta gente a la función.
Y claro, el espectáculo crece mucho cuando recibes el soporte de tantos ojos, tantas miradas interesadas y tantas personas deseosas de lanzarse contigo a la historia que les vas a contar. Hacía tiempo que no actuaba para un público tan joven dispuesto a zambullirse y con ganas de sentir cosas.
Creo que alguien está haciendo muy bien las cosas en Banyoles, algunas personas que con su trabajo y su dedicación están consiguiendo que la gente joven salga a a ver un espectáculo como el Don Juan un viernes a la noche. Porque reconozco que no es fácil y porque como he comentado más de una vez, el público de teatro de programación estable (a diferencia del de festivales...) suele ser de una media de edad bastante avanzada.
Y la entrega de los jóvenes en cada una de las escenas y en los momentos tanto los cómicos como los dramáticos es sorprendente. El público joven es apasionado, exigente pero apasionado. No se entrega con facilidad, pero cuando lo hace, se abandona a lo que está viendo.
Y hacía tiempo que no sentía el calor al final de una manera tan sincera. Ayer volví a notar que se me ponían los pelos de punta en los saludos. Sentí, como hacía tiempo que no sentía, que había dado algo y que a cambio recibía también algo. Que ese intercambio se hacía de manera incondicional, sincera... Ayer fue una de aquellas funciones en que todo está en su sitio y apenas tienes que dejarte llevar por la energía. De aquellas funciones que no quieres que se acaben nunca porque estás a gusto, mucho.
Y eso incluye todo el acto de la actuación que no comienza cuando se apagan las luces de la sala y se encienden las del escenario, sino que lo hace cuando llegas al teatro a las 12 del mediodía y te encuentras con la sonrisa amable de la gente de la casa que te da la bienvenida y además notas que lo hacen de corazón. Que te abren su casa y se desviven por que te sientas a gusto. Y acaba cuando dos horas después del final de la función, a la 1 de la madrugada, te despiden igual de sonrientes tal como te recibieron.
Fue una gran actuación ayer para un gran día de trabajo, para una gente amable y amante de su profesión.
Muchas gracias a todos y no nombro a nadie porque no quiero dejar a nadie fuera. Un superplacer actuar en vuestro teatro.

Y claro, cuando las funciones transcurren plácidas y sin contratiempos sacas conclusiones.
Algunas veces me han preguntado cómo hago para interpretar dos cosas al mismo tiempo, el títere y yo. Ayer llegué a la conclusión de que el secreto, al menos en parte, está en la confianza plena en que tu partenaire, o sea el muñeco, está expresando en cada momento lo que tú necesitas, y actuar tú en consecuencia a lo que crees que él está expresando. Parece complicado, pero no. En realidad es como actuar con otro actor. Tú sabes en cada momento por la escucha que el otro actor está expresando algo y tú, como en un partido de tenis, actúas en consecuencia. Y viceversa... Y esa escucha se vuelve imprescindible para desarrollar los conflictos y llevar la actuación hasta donde queremos llevarla. Pues bien, exactamente la misma escucha entre actor y manipulador es necesaria en mi caso.
Yo actor debo interpretar y a la vez escuchar a yo manipulador y, a la vez, confiar en que lo que el muñeco (parte indivisible de mi yo manipulador) expresa, es lo que yo manipulador quiero. Joder esto no lo entiendo ni yo...
Veamos... que el muñeco no está al servicio del actor sino que hay que entenderlo como si fuera otro intérprete al que nosotros controlamos... casi siempre. Exacto... Y eso es lo que hace esto de actuar y manipular tan gratificante... Es como si multiplicáramos el placer de interpretar por dos... Doble placer... Algo obsceno... Pero muy bueno.

miércoles, 17 de marzo de 2010

lunes, 15 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 94

Crítica en El Nou 9 de l'actuació de Torelló.
Gràcies Carme per les teves paraules.

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 93

Gracias a Mingo, de Can Massallera, he recuperado un reportaje que me hicieron en Ripollet.
Bla, bla, bla...

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 92

Cuadragésimo tercera actuación.

Y bien, los mimos han funcionado o el catarro ha remitido. El caso es que la voz ha reaparecido y la función ha sido una gozada. No hay como sufrir en una función para que la siguiente, solventados los problemas, se convierta en un festín del goce.

A veces nos olvidamos de lo importante que es el cuerpo y la voz en nuestro trabajo y los descuidamos alegremente... y cuando fallan nos damos cuenta de si ellos fallan NO SOMOS NADA.

Así que hoy en Sant Boi se ha dado esa confluencia de circunstancias (voz recuperada, una luz mágica, una escenario a medida, un público entregado...) para que la representación brillara en todo su esplendor. Ni siquiera mis exudaciones nasales, leve pero cruel recuerdo de los días de catarro pasados, han conseguido impedirme pasármelo en grande en Can Massallera.
Tampoco faltó a la cita la Dama del Caramelito... (¿será la misma que nos sigue en toda la gira...?).... Ayer amenizó con su sinfonía de crujiditos la primera escena de la obra (mal menor, tengo que decir) y además, adornó con algún que otro comentario privado (o al menos esa era su intención, lo de la privacidad digo) algún pasaje del espectáculo.
Siento reiterarme, pero no deja de ser una tentación para mí referirme a estos sucesos que me acompañan en algunas funciones. Y lo de la necesidad de comentar lo que se está viendo, costumbre que tiene sus orígenes en la película domingo tarde en el sofá, es algo que me fascina.
No negaré que es molesto, pero no deja de tener su encanto, como cuando la señora A (sí, es cierto, siempre hago referencia a las señoras, y no es que los señores estén más calladitos, es que el público de teatro y más el que coincide con el fútbol, es mayoritariamente de señoras... y gracias por venir, que conste), no deja de tener su encanto decía, cuando la señora A le dice a la señora B: "Va a matar el conejo..." (esto lo acompaña con una carcajadita entrañable)... y la señora B le contesta: "Pero si ese conejo está muerto..." (ofendida porque el actor ha sacado un conejo de mentira... y encima ya muerto...). Ya lo dije pero lo repito: son cosas molestas, no lo niego, pero nacen de la inocencia y la pasión por lo que se está viendo y forman parte de este nuestro mundo de los comediantes... Y doy gracias porque tengo la oportunidad de vivirlo... y contarlo.

De ayer destacaría la soberana ostia que me di en la escena de las creencias, cuando caigo al suelo con Don Juan en brazos... Esta escena es difícil, porque es complicado simultanear el texto, con la manipulación, la coreografía de los movimientos y la frescura en la caída... Y a menudo siento que no queda muy natural. Pero ayer me di tal batacazo que pensé: "Ya está. Te has roto el codo y no lo notarás hasta que se acabe la función cuando te baje la adrenalina..." Afortunadamente no fue así, pero el trompazo creó un silencio que me pareció que más de uno creyó que la función se acababa ahí mismo. Y luego me comentaron que nuestra encantadora señora del caramelito aprovechó los segundos de silencio para comentar: "Ahora sí que lo ha matao...".

Y mira...

sábado, 13 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 91

Cuadragésimo segunda actuación.

He pasado la noche preocupado por la voz... y casi no he podido dormir... He hecho caso a María y he estado bebiendo mucha agua, tomando ibuprofeno y potasa y callado como un monje de clausura...
He sentido durante todo el día que mi voz no estaba, apenas un hilillo tímido, un ronco sonido brota de mi garganta... y qué hago?
Sé que en estos casos los actores se tiran a la cortisona inyectada... pero eso como se hace??
Nada nada... he decidido callar y perseverar en mis cuidados a ver qué tal.
Además hoy actuábamos en el Cirvianum de Torelló, un teatro de más de 500 plazas...
A la hora de la función estaba un poco recuperado aunque no para cantar la Traviatta, claro, así que hemos puesto el micro a tope, he calentado con mimo... mucho mimo, y he intentado suavizar durante la función todos los momentos de gritos, toses y esfuerzos de voz para cuidarla... y tratar de llegar al final...
Así que ha salido una función muy íntima, a pesar de lo grande del espacio. Es curioso, pero el micro te permite dar ese toque discreto, esa sutilidad en los tonos y las intenciones, tan difícil de conseguir en teatro, cuando el señor mayor de la última fila no ha tenido tiempo de cambiarle las pilas al Sonotone...
Pero, a pesar de todo, no lo cambio. La sensación de tener que proyectar la voz para llegar a todos los rincones de la sala (cuando se puede) es magnífica, y la lucha entre el volumen de tu voz con la naturalidad en el tono, el santo grial del teatro.
A media función, creía que no llegaría... tenía la garganta seca, la nariz tapada y los mocos colgando... Afortunadamente, al final he llegado dignamente al monólogo de la muerte, y como su voz es ronca y arrastrada, tal como hoy tenía la mía, he salvado la situación... No sin antes quedarme en blanco, teniendo que improvisar unos segundos sin saber qué decir acariciándole al pobre Don Juan su calva a la busca de las palabras perdidas... que por suerte han aparecido... dos o tres versos más allá, con lo que !ups, perdón! me he comido unas frases...
Nada importante, no obstante...
Ahora a callar de nuevo hasta mañana en Sant Boi... final de la marathon del silencio...

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 90

Cuadragésimo primera actuación

Hasta ahora me había librado de catarros, afonías, gripes y demás durante las actuaciones. Y le había dado vueltas a la cabeza a la idea de qué pasaría el día que tuviera que actuar con alguna de esas afecciones. Pues bien: llegó el día.
Afortunadamente no tengo fiebre ni dolores, pero desde antes de ayer arrastro un constipado ligero pero que ya sabía que me iba a dar guerra.
He actuado con la nariz chorreante, y he descubierto que ¡no tengo tiempo para sonarme ni si quiera!
Así que mi preocupación era que no se notara ese inconveniente. Pero ya al final de la actuación debía hacer algo, así que hoy Jacobo ha estado más afectado que nunca en su escena final lo que me ha permitido sorber discretamente entre sollozos y usar la mana como maná apagafuegos para evitar que mi mucosidad brotara generosa de mis fosas nasales... Jo... pues resulta que el catarro produce además el lagrimeo fácil y me he sorprendido a mí mismo llorando A MOCO TENDIDO cuando Jacobo descubre su pasado... Creo que ha quedado muy convincente.
El problema lo he descubierto después, cuando al llegar al camerino me he dado cuenta que no tenía voz... Y que este fin de semana aún nos quedan dos actuaciones.

La actuación de hoy, por cierto, ha sido en el Teatre de la Vila de Palau i Solità de Plegamans. Un modesto espacio muy bien equipado (nunca había visto una caja escénica con platea por delante y por detrás! así que si levantas el telón de fondo te aparece otro teatro!! qué interesante espacio...) y con una programación super potente y selecta. Y eso hay que decirlo, es mérito de Lluis Francès, un ejemplo de lo que para mí debe ser un programador: comprometido, apasionado (estuvo con nosotros durante todo el montaje subiendo y bajando barras!!), consciente de sus límites pero nada conformista; conocedor de su público pero con el afán siempre de llevar a su teatro lo mejor que pueda conseguir con sus medios, yéndolo a buscar donde sea y asíduo de festivales y ferias.
Felicidades a Palau porque tenéis un técnico excepcional... y una programación teatral de alto nivel...
Y que así siga...

miércoles, 10 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 89


A veces uno se pone a decir cosas y cuando las lee piensa que no quería decir lo que ha dicho y que le ha quedado mucho por decir...

lunes, 8 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 88

Cuadragésima actuación.

Villava (Navarra) 20 h. Una señora le dice a su amiga y compañera de butaca en el Teatro de la Casa de Cultura, 10 minutos después de empezar la función del Don Juan: " Vaya... a mi me gusta más la comedia... Y esto habla de muertos...". Yo no lo oí in situ, obviamente, porque el que estaba hablando de muertos era yo, mejor dicho, Don Juan... Si no, me hubiera costado contener la risa...

Pues sí señora, hablamos de muertos y lo que es mejor, de aquéllos que están cerca de morirse después de haber consumido su vida (usar y tirar)... A diferencia de los que invirtiendo los términos, pretenden consumirla tirándola primero y luego intentando usarla...

Hablamos de un tipo que ha aspirado hasta el último de los efluvios de la vida y cuando al final descubre que ya no puede aspirar más, pretende hacer mutis por el foro y desaparecer, antes que enfrentarse a la ignominia que le resulta el vivir sus últimos días siendo un mero espectador pasivo de su cualquier tiempo pasado fue mejor...

No, no es comedia, y bien que lo siento. Quizás el próximo espectáculo sea una hilarante versión de Hamlet o algo por el estilo. Y tengo que decir que, del numeroso público que asistió a la función, la respetable espectadora no era la única con ganas de descargar sus penas riendo a mandíbula batiente de las ocurrencias del cómico titiritero, así que algunas carcajadas me acompañaron en momentos distintos de la función en los no cabía ni una mínima sonrisilla...

Pero esa es la riqueza de nuestra profesión, la de tirar el anzuelo y no saber cuál va a ser la pieza y cómo va a comportarse con el cebo que les has lanzado. Y toda reacción cabe cuando nace de la inocencia, de la naturalidad, de las tripas... y no de la premeditación y la mala uva.
Así que espero de todo corazón que las personas que contaban con pasar la tarde de domingo riendo divertidas las ocurrencias de la compañia de cómicos, disfrutaran con la no comedia y con las andanzas de un viejo que antes de marcharse de este valle de lágrimas, descubre asombrado que hay algo más allá de sí mismo... y con las desventuras de un joven que empujado por la corriente de la vida, descubre que también se puede nadar en contra para alcanzar la ribera desconocida.

Tenía ganas de rencontrarme con una buena función en castellano y con un público anodadado huérfano de toda referencia condicionante que le hiciera esperar algo en concreto... Un gran público para una gran representación. Y eso que empezamos con el pie cambiado por un problema técnico!! Pero eso le otorga más valor, puesto que supimos superar las circunstancias adversas...

El año que viene estrenan Casa de Cultura en Villava. Me encantaría volver para actuar en ella...

domingo, 7 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 87

Trigésimo novena actuación.

Fue verdaderamente emocionante ver la foto del espectáculo colgado en las banderolas publicitarias a lo largo de toda la Rambla de Tarragona. Compartiendo cartel con Concha Velasco… ¡Qué emocionante!

La función de ayer en el Metropol fue una de aquellas que recordaré siempre, por la cantidad de público que vino, por la energía que se creo, la escucha, lo bien que fue todo… Ayer hubo esa fluidez que tanto hecho en falta en ocasiones, sobretodo cuando la presión hace que las cosas tengan que salir bien y cuando hay demasiada gente que viene a confirmar expectativas, eso me puede…

Ayer, sin embargo, el público venía a dejarse llevar, a acompañarnos en el viaje de Don Juan, a sufrir y reír… y a escuchar.

Hoy, escribiendo esta entrada desde la furgo camino de Pamplona donde actuamos mañana, oyendo de fondo las melodías de René Aubry, recuerdo la de ayer como una de las funciones más cómodas y placenteras.

Agradezco a Marina sus atenciones, incluída la de comunicarnos que en un magnífico restaurante del Serrallo (el barrio pescador de Tarragona) pegadito al puerto y a la lonja de pescado, nos invitaban a comer como hacían con todas las compañías que actúan en el Metropol… Y tengo que decir que en Cal Brut comimos Xavi y yo de fábula. Tanto la ensalada de Tomates con queso feta, la Mariscada con su picadita de ajo y perejil y sus escamas de sal, y el delicioso postre, esas láminillas de piña rellenas de Mascarpone salpicadas de chocolate caliente… Una maravilla… claro, así cómo no iban a ir bien las cosas luego….

Aprovecho para felicitar desde aquí al Teatre Metropol en su centenario y para mostrar todo mi apoyo a la ciudad de Tarragona en su candidatura como Capital Europea en el 2016. ¡Mucha suerte!

Bien, ahora lo dejo aquí, sin dejar de pensar en la cena que tenemos reservada esta noche en la Sidrería Martitxonea de Aldatz, donde como marcan los cánones nos espera la Tortilla de Bacalao y el chuletón de ternera… Todo ello acompañado de la sidra recién salida de la barrica… Placeres con los que paliar nuestra distancia de la familia… y con los que celebrar que Don Juan está muy vivo!

miércoles, 3 de marzo de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 86

Trigésimo octava actuación.

Quiero ser de nuevo un niño. No sólo para recuperar un montón de años consumidos y tener la oportunidad de volver a vivirlos, sino para gozar de algunos privilegios que perdemos con la edad... Como cuando un pequeño te empieza a contar una historia y ante una equivocación te suelta sin problema... "espera, vuelvo a empezar, vale?"... Y vuelve a empezar su narración sin sonrojo y desde la primera frase. Ha hecho un reset no sólo en su historia, sino también en ti, su interlocutor, que vuelves al principio como si no recordaras nada de lo que ya te había contado...
Ayer, ante doscientos y pico espectadores en las Jornadas de Teatro de Eibar, hubiera dado cualquier cosa por poder parar y decir "esperen, vuelvo a empezar, vale?..." Y la imposibilidad de hacerlo me lastró durante toda la función. Me extirpó de mi personaje y me sumió en una duda que me persiguió como una sombra durante todo el espectáculo.
De vuelta esa sensación que me persigue en las funciones importantes... Exacto, como un niño: deseo tanto que todo sea perfecto que ante cualquier pequeño detalle me empiezo a desinflar y me asalta mi yo por dentro. Joder, debería colgarme un cartel en el subconsciente que diga: "prohibido hablar con el actor mientras está interpretando" como el de los autobuses... Y es que no puedo evitarlo: cuando algo se tuerce un poco, un error en un detalle de interpretación, un error técnico... empiezo a decirme a mí mismo cosas... "Silencio!!! el actor interpreta, vuelva más tarde" debería espetarme. Pero no, mis letanías me asaltan... "hoy no estamos bien" "qué lástima que eso no salió como siempre" "joder estoy cansado" "tira, tira que nos dormimos" "ostia lo que queda aún" "mierda, los estamos perdiendo" "y si falla el sonido?"... y como ésas, una lista larguísima de dudas y más dudas que me atormentan y me extirpan de Jacobo...
Ayer fue en el estreno en Euskadi.
Luego, afortunadamente, el público sale muy satisfecho... mientras yo me doy de cabezazos con la pared del camerino seguro de haber perdido una gran oportunidad...
Hace muchos años que aprendí a no dar pretextos. Hace muchos años que aprendí que no puedes mostrar tu desencanto después de una función cuando la gente te está felicitando.
Hace mucho tiempo que sé que ya no soy un niño y que por tanto no puedo decir aquello de: "normalmente lo sé hacer mucho mejor... Me dejas que vuelva a empezar?"

Menos mal que ayer, después de la función, Juan nos invitó a cenar en su sociedad gastronómica y, entre sus Salmonetes al salmón con caramelizado de mantequilla, el excelente Rioja y la compañía de los amigos, el mal sabor de boca se fue disolviendo. Así que cuando llegamos al Gorbea con cabello de ángel me había olvidado hasta de quién era yo y me estaba descojonando de la retaíla de chistes que salpican las sobremesas de estos encuentros gastronómicos...

Gracias de nuevo a esa gente maravillosa que esta bendita profesión nos brinda la suerte de encontrarnos en el camino, por su cariño, su acogida y su apoyo. Mi corazón se sigue desgranando de a poquito y un cachito queda en Eibar.

Hasta muy pronto!!!