sábado, 31 de enero de 2009

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 9

Noveno Ensayo.

Ayer nos pusimos manos a la obra!
Primer ensayo de los tres juntos: María, Don Juan y yo.
Antes de tocar títere, María me ha propuesto un ejecicio de clown que a la postre ha resultado bastante divertido. Buscar a los personajes desde el espíritu de Augusto ha sido interesante.
Después, por fin, el encuentro con el monstruo.
Don Juan es un compañero de escena sorprendente.
Hemos abordado la tercera escena, en la que Jacobo le hace friegas a Don Juan... Nos ha parecido tan insólita... que hemos decidido cambiarla. No tenía sentido que un fraile por muy Jacobo que fuera, le hiciera friegas en los pies a un huésped. Además, Don Juan, al no estar en mis manos era un objeto inerte.
Así que la hemos cambiado. Ahora las cortinas que hacen de confesionario en la segunda escena, son abiertas desde dentro por Jacobo, y nos encontramos a Don Juan durmiendo. Jacobo intenta escaquearse, y cuando está a punto de salir, Don Juan lo interpela y le pide que lo recueste. A partir de ahí todo es igual.
Es tan orgánico y realista el movimiento del bicho, que a veces tengo la sensación de que más que una dificultad, el hecho de tenerlo que manipular a la vez que yo interpreto es un apoyo.
Su mirada es tan potente que cuando me presta atención siento que arrastra la mirada del público imaginario hacia la acción. Es como el director de orquesta, un maestro de ceremonias que va a dominar tanto la acción con esa presencia, que la gente no va ni a darse cuenta de que yo hablo por él. Cada día soy más consciente del supertrabajo de Martí Doy. Ha creado un monstruo que para sí lo quisiera el doctor Frankenstein...
Nos encontramos ahora en el punto en que Don Juan, con la ayuda de Jacobo tiene que levantarse de la cama: un reto y un juego muy divertido. Esa relación de dependencia física me ayuda mogollón... es todo tan real...
Ahora entiendo por qué Neville Tranter disfruta tanto siendo torturado por sus personajes: es un gusto... Pero hay que dosificar e ir más lejos...
Está siendo complicado buscar la dosis correcta de simpatía de Don Juan hacia Jacobo: ese punto de tiranía, humillación y afecto naciente... Ahí estará el quid de la cuestión. Pero es que Don Juan tiene una mirada tan severa que cualquier gesto se vuelve humillante para el pobre frailecillo... y me siento tan violento que de golpe Don Juan se apiada demasiado y se vuelve ese abuelito cariñoso que todos recordamos...
Ya iremos encontrano la justa medida.

Bien, ya estamos en marcha. Ahora es cuestión de descubrir y fijar...

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