domingo, 14 de junio de 2009

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 56

Novena actuación

Ayer actuamos en el Teatro Don Silverio, un espacio que perteneció a una iglesia en otro tiempo…
Las medidas y las condiciones eran ideales, y salvo un problema técnico (incomprensiblemente las etapas de potencia de sonido estaban en el escenario, con el consiguiente e insoportable ruido que emitían), problema que solucionamos, era un espacio perfecto para el Don Juan…
La función discurrió sin más, con una gran escucha y tensión en toda la obra, con risas y sorpresa en determinados momentos… lo qcual demostraba que el público estaba muy metido. Había un niño en la sala, un niño de unos 6 años que no vi pero si escuché. Cómo condiciona un niño en la platea en un espectáculo como este… El niño, que en lineas generales se portó bien, se aburría (como es lógico, en un espectáculo para adultos, de texto y en un idioma que no entiendes) en ciertos momentos, y se dedicaba a hablar con su mamá… Me descentró bastante y a punto estuve de olvidar el texto en un par de momentos… pero lo más destacable fue cuando Jacobo se carga al Padre Luis con el abrazo, al caer al suelo el fraile, se oyó una vocecita desde la platea que dijo: ”Morreu…” a lo que algunas personas (incluido yo si no fuera porque era el momento de más tensión de todo el espectáculo) estuvimos tentados de ponernos a reir. “Morreu…” (Murió) El niño entendió lo que pasaba y se sintió tan contento por haber comprendido como los adultos que tuvo que demostrarlo, narrarlo en voz alta.
Luego en el monólogo de la muerte sentí que se estremecía un poco en su butaca y que le comentaba a su madre que aquel personaje no le gustaba lo más mínimo…

Los códigos de cortesía en un espectáculo en Brasil son diferentes a los nuestros… diría a los del resto del mundo…
Aquí la gente se pone sistemáticamente de pie para aplaudir, y lo hacen de manera efusiva, explosiva… todos de pie sin excepción desde el principio… Sin embargo se cansan muy pronto de aplaudir, como si tal exceso de efusividad consumiera sus energías en apenas unos segundos… Así que si mejor no demorarte mucho entre salida y salida porque lo más probable es que dejen de aplaudir en cuanto desaparezcas del escenario…

1 comentario:

  1. contabas lo de tu vuelo por el atlántico y me rocordó dos cosas. Una el castañazo acuático y trágico que se dieron los del avión francés y la vez que fui a Cuba.
    El atlántico desde 9000 metros de altura es un desierto... cuando va suave, con olas es un desierto de dunas grises y veloces.

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