Ensayo vigésimosegundo.
Ayer fue un día chungo. Hicimos un pase de casi todo lo que tenemos. Buf!!
Yo me deprimí mucho. Casi mejor no hablar de ello. María en cambio, dice que fue muy productivo el ensayo. Lo cierto es que estoy en horas bajas. Y no tenía muchas ganas de trabajar.
Así que no pasó nada destacable, más allá de encontrarme con problemas técnicos como el tamaño de la cama...
Ensayo vigésimotercero
Hoy, a pesar de mi estado de catatonia anímica, hemos hecho un ensayo más alentador.
Hemos vuelto a repasar las escenas una por una repitiendo y puliendo.
He vuelto a encontrarme con Don Juan. Y he vuelto a disfrutar de su compañía...
Jacobo ha vuelto a mí, y han surgido cosas interesantes... en realidad lo que ha pasado es que he recordado marcaciones que ya estaban y que se pierden por faltade continuidad. Ya dije que mi disco duro está saturado y cada vez que añadimos detalles tengo la sensación de que olvido otros.
Padre Luis está dando un poco de aire fresco... a veces se crea una dinámica tan densa... pero es que cuesta trabajo reir en este espectáculo... pero lo vamos encontrando...
Estamos pasando los momentos de más intensidad de trabajo... No sólo de ensayo... Todo empieza a acumularse...
Me he puesto a construir el conejo... Es un conejo maldito porque nadie ha podido ocuparse de él así que me he puesto a hacerlo yo... Me he puesto con el esqueleto... Ha habido un momento que creí que me estaba saliendo un perro...
Volviendo al ensayo, ya sólo quedan tres escenas por montar: las de la muerte. Aunque de ellas la única que tiene dificultad es la última, la de los versos de Palau i Fabre... Mañana la montaremos... temo que después de los acontecimientos que han pasado en las dos escenas anteriores, la pobre muerte se encuentre con un público de bajada. Es una escena que el valor más importante que tiene son los bonitos versos de Palau... La estética del personaje no nos acaba de convencer... y es sólo un tema de maquillaje quizás... no acabamos de ver que es lo que le falta. Ya la hicimos repintar, pero aún así no sabemos...
Ayer estuvimos viendo un monólogo de Pepe Rubianes por la tele. Qué genio! No llevaba nada, sólo él... Y podía llenar un cuarto de hora con un gag que no daba a priori ni para 20 segundos...
A él lo vino a buscar la Muerte el domingo. Espero que le dijera cosas tan bonitas como las que le dice a Don Juan:
"Yo vengo a liberarte, prisionero:
a desatar tus brazos
de los nudos complicados
de tus abrazos;
a desatar tu cuerpo
hasta el perfecto reposo;
a retornar a tus pies
los caminos y cultivos
recorridos en vano..."
Que vivas tu muerte con la pasión con la que has vivido tu vida, y que sigas haciendo lo que te salga de la punta de la polla.
Hasta siempre, Pepe.
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