miércoles, 11 de marzo de 2009

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 26 Y 27

Vigésimo sexto y vigésimo séptimo ensayo.

Y la muerte...
Esta muerte nos ha estado esquivando, jugando con nosotros como hace con DJ.
Hasta ayer nos enfrentábamos a su escena final con total inseguridad... Lo cierto es que no había manera de encontrarle la gracia, el qué, el cómo... hasta llegué a pensar en dejar la escena muda...
Sin embargo hoy, después de tantas dudas, llegamos al local y de una pasada, María me dice que ya lo tenemos... Esto es de locos... De repente encaja... El texto, que íbamos a cortar, ahora nos planteamos hacerlo íntegro... Quizás sea nuestro estado de ánimo de hoy, quizás fuera el de ayer... El caso es que lo que un día ves negro al otro día lo ves blanco...
Es una escena rara... todo ha pasado, las tramas se han resuelto, pero antes de acabar, la muerte aparece para declarar su amor eterno a DJ, y decir al mundo que al ser más indomable, más promiscuo y libre del mundo, no piensa compartirlo, por lo que DJ hallará en su muerte a la mujer que lo lo acaparará y será en su descanso eterno que aprenderá el amor único, el que se da pero no se comparte... Pobre bicho...

Y ya sólo queda por montar la entrega de la carta...
La muerte, vestida de azar... o más bien, manipulándolo, deja en manos de DJ una misteriosa carta cuando éste descansa su última noche...
La explicación a algunas cosas... Algo que hará que la confesión de DJ adquiera una dimensión más dramática aún... una sospecha que se verá confirmada en cuanto DJ oiga esa voz que proviene del otro lado del confesionario... Así pues, las palabras de DJ estarán cargadas de un sentido profundo, de una acusación feroz cuando diga aquello de "¡Cuántos conozco que (...) escudándose en el manto de la religión, han obtenido la autorización para ser los hombres más perversos del mundo!"

Luego hemos intentado hacer un pase seguido...
He constatado cosas interesantes...
La primera es que a la altura de la confesión de DJ, estoy que no puedo más... Pero no es un tema físico, no... es un cansancio psicológico... Esta obra requiere tanta concentración en todo momento, que te vas consumiendo... Las tramas y las escenas son densas, sin lugar apenas al descanso, siempre interpretando a dos, siempre dividiendo el cerebro en dos mitades... una parte controla mi cuerpo otra mi mano. Hablo por mí, hablo por los títeres, a la vez que hablo por los títeres, actúo por mí... cuando hablo por mí los títeres actúan... las miradas, los gestos... pero a la vez proyectando sobre el títere toda la intención... pero sin mirarlo con esa intención, sino con la intención de escucharlo... y sintiendo a la vez... ¡¡¡UNA LOCURA!!!
Es cierto que es la primera vez que pasamos todo el espectáculo sin saltar ninguna escena...
Pero llega un momento que tengo la dolorosa sensación de que estoy aburriendo... me canso de oirme... sobretodo me canso de oir a DJ... Sensaciones difíciles de vencer, por cuanto la actuación es diversión, y sin esta no hay transmisión de ninguna energía...
María, en cambio, me dice que a ella le interesa, que sigue el espectáculo, y que no se cansa...
Es curioso pero hemos llegado a la conclusión de que mientras yo veo todo el rato al mismo actor pesao en escena, María ve a cuatro personajes independientes, cada uno con sus intenciones, su ritmo, etc... Por tanto, ella sí tiene esos cambios que yo, mi, me, conmigo no siento... Supongo que debo acostumbrarme, debo aceptar que soy una parte más de la obra... y no la parte principal...

Ya tengo ganas de vestirlo, con la escenografía, con la música, con la luz... y con el público...
Mañana más... mañana sam... masana mañ... namasañam... zzzzzzzzzzzzzz...

1 comentario:

  1. me alegra leer el reconocimiento de la figura silenciosa de María. De su labor callada, diligente, exacta... y dulce.
    Y lo digo con el molde de la palabras con la que la describes y con el de mi experiencia.
    Una gran mujer.
    Y para los dos (los tres, y me permito incluirme) tengo una frase del libro que acabo de terminar de leer:
    "El miedo es poderoso, pero sólo finge que dice la verdad"

    Y también yo quiero ver vestido, con luz, con público la obra.
    Y brindaremos por Don JUan.
    Brindaremos por él y por nosotros. Y de alguna manera viene a mi pensamiento ahora una tarde ya lejana en la ciudad de Úbeda, cuando esta historia dio su primer y titubeante paso.
    Brindaremos.
    Salud!

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