Ensayo trigésimo octavo y trigésimo noveno
Esta semana hemos hecho un pase más con público.
La acogida ha vuelto a ser muy buena. Yo estaba un poco afónico y no quedé muy contento con el tema de la voz. Por no forzar, las voces acabaron pareciéndose un poco.
La muerte. De todos los comentarios, los que se referían a la muerte son los que más nos preocupan.
Primero porque es la escena final y segundo porque no queremos dar una imagen poco seria de un personaje tan importante.
Así que hemos pensado afrontar su voz de manera distinta. Más natural...
Intentar poner una voz femenina a un muñeco por parte de un hombre es siempre un riesgo, ya que corres el riesgo de quedar grotesco, ridículo. Así que yo aposté por potenciarlo en vez de esconderlo. Pero descubrimos que a la gente no le convence. Ven una muerte muy poética, estilizada, sensible... así que cuando empieza a hablar se rompe esta imagen.
Estamos intentando mostrar una voz más natural aunque sea más varonil. Bien pensado... por qué no...? Una muerte masculina que le dice esas cosas a Don Juan... se puede convertir en un icono gay. Y sin duda, algo hay de eso en el fondo...
Por otro lado está el tema de la escenografía y la espectativa que crea y que queda en el aire.
No está mal que la muerte interactúe con ella al final... Pero es complicado técnicamente.
Hay que darle una vueltecita de tuerca a ese final...
Los cambios están ya más ágiles y se juegan como continuación de las escenas.
En fin, ya falta poco para llegar a la meta. Ese momento que definirá tantas cosas y que nos dirá si ha valido la pena tanto esfuerzo, tiempo y dinero...
Poco falta...
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