martes, 12 de enero de 2010

DON JUAN. DIARIO DE UN NÁUFRAGO. 78

Trigésima actuación.

No sé qué decir... La actuación de ayer me dejo bastante triste... Sí ya sé que luego me tachan de pejigueras, tiquis miquis o cualquier otra expresión ridícula de ese tipo.
Ya sabía que esta actuación iba a ser difícil: Teatro Lara, a la noche, muy tarde (más tarde de lo previsto...), y un público integrado exclusivamente por profesionales del espectáculo, básicamente programadores... Joder, joder... La sala estaba helada a todos los niveles: temperatura, actuación, público, ánimo...
Ostia, qué hacer en esos casos. Seguro que qualquier actriz/tor puede contar una situación como la de ayer. Ni siquiera tenía un partenaire... (vivo) a quien echar mano para salir airoso. Sientes que luchas contra un muro de incomprensión, y te metes hasta el fondo en la obra intentando no acortar tiempos, respiraciones incluso réplicas, para darle ritmo a algo que se te ocurre lento e insufriblemente pesado... Pero no es justo... El espectáculo es el que es: sí señoras y señores, y me importa un pito que sea casi medianoche, que lleven cuatro espectáculos en el cuerpo y que haga un frío en esta sala que invite a arrebujarse en el anonimato de la oscuridad y echarse una siesta intentando acomodar las costillas en las centenarias butacas del teatro. Pero claro... creo que ese no es un buen punto de partida y acabas no creyéndote nada de lo que haces... Joder estaba tan fuera que ayer hubiera indultado al Padre Luis... Me lo cargué con una desgana que me pareció que no se moría nunca...
Cualquier mínimo imprevisto, la colocación de la cama, estar fuera de foco, un mínimo retraso, se me hacía un mundo que me restaba oxígeno y fuerza... Y sobretodo convicción: me pase toda la función fuera de Jacobo, deambulando de una escena a otra arrastrándome, sin fuerza, sin creérmelo... qué horror...
Pero claro, el teatro tiene estas cosas... Está vivo... Cada función es diferente... (Esto no es la tele, ni el cine...) Y ayer tocó arremangarse, y apretar los dientes. Creo que al fin y al cabo, a nadie nos apetecía estar allí... excepto a los amigos, claro está, que aguantaron nevadas, frío, retrasos, etc y allá estaban dispuestos a animarme y a darme su calor después de la función, con una preciosa sonrisa de oreja a oreja... Lo único bonito de la velada... Lástima que con los retrasos, ni siquiera pudimos ir a tomar una cerveza... que queda pendiente, claro...
Y es que a veces, me olvido de que en este trabajo, más que en ningún otro, lo importante es DIVERTIRTE!!!! Sea como sea.
La próxima, en El Escorial, a las 20.00 h. Y con un público dispuesto a entregarse y un actor con ganas de comerse el mundo! Seguro que será fantástico, ya lo veréis... Y luego a tomar unas birras para desquitarnos de tanta trascendentalidad...